Videos de poetas contemporaños
españoles.
biografía de dos poetas contemporaños
(tiene fotos)
Poetas contemporaños
Juan José Alcolea Jiménez
Juan José Alcolea Jiménez nace
el 26 de Enero del 1.946 en Badajoz, para inmediatamente volver al lugar en
donde fue concebido, Socuéllamos, en el corazón mismo de la Mancha,
lugar donde esquinan sus límites Albacete, Ciudad Real y Cuenca.
Allí trascurre toda su infancia y juventud con los obligados paréntesis de los
estudios en las dos primeras capitales antes
citadas. Es pues en la llanura manchega y entre sus gentes, donde se forja su
personalidad, y a lo largo de toda su obra se puede observar la influencia de
este escueto y amplísimo paisaje.
En
1970 llega a Madrid en donde alterna su trabajo en una empresa financiera con
sus estudios mercantiles. Felizmente casado en 1972, ubica su lugar de
residencia en Alcorcón, en donde comienza a dar clases, se licencia
en Geografía e Historia por la U.N.E.D. a la vez que continúa
su labor en el sector antes citado.
Hacia
principios de los años noventa empiezan a crecer sus inquietudes
literarias abandonadas desde la juventud, y sucesivos premios a lo largo y
ancho de España le hacen replantearse su vocación y dedicarse activamente a la
escritura.
Desde
entonces, la búsqueda del tiempo perdido es una constante en su poesía, así
como la dialéctica del encuentro-desencuentro entre el poeta y la palabra, muchas veces
elaborada desde una visión ascético–mística.
La
investigación y la escritura, las colaboraciones, la promoción de asociaciones
y revistas literarias llenan una parte importante de su vida en la actualidad.
El
“Hermanos Argensola” de Barbastro, “Amantes de Teruel” en dos
ocasiones, “Tomás Navarro Tomás” en La Roda , “Artifice” en Loja, el
“Ciudad de Astorga”, “Raimundo Escribano” en Alicante, los “Aurelio
Guirao” y “Luys Santamarina” en Cieza, el “Mario
López” en Bujalance, “La bufanda” en Coslada son algunos de los
premios cosechados por este extremeño-manchego residente en Alcorcón.
Sucinta bibliografía
v III Antología "BILAKETA" de poesía,
AOIZ, 1997
v VII Antología "ROBLES Y TINAJAS"
Cruz Roja Villarrobledo 1997
v "DEJADME MI LIBERTAD" premio
"Hermanos Argensola" Ayuntamiento de Barbastro 1999
v “APROXIMACIÓN INICIATICA” Editorial “Verbo
Azul. Alcorcón 2001
v “LA PALABRA CONTRA EL TIEMPO” Antología “Verbo
Azul” poesía 2002.
v “ESTA TURBIA CORRIENTE” Verbo Azul,
diciembre 2002. (Proyecto para una antología personal)
v “Diecisiete años de Poesía en veinte años de
Café” ,Editorial Vitruvio, “Cafetín Croché",
v “Donde el aire” Antología PROEMIO
TRES III Edición Certamen Literario Artifice de Loja, agosto 2003
v “ENVERO DE AMOR”, Editorial “Verbo
Azul”, Abril, 2003
v “CERCO DE SOMBRAS”, Editorial “Verbo
Azul. Alcorcón, Abril 2004
v Revista “MANXA”, Ciudad Real.
v Revista “CALICANTO” Manzanares
v Revista “La hoja azul en blanco” Alcorcón
v Revista “ÁBACO” del I. E. S. Diego
Tortosa de Cieza
v Antología PROEMIO CUATRO, Edición Certamen
Literario Artifice de Loja, Agosto 2004
v “SIN MÁS DEMORA” Premio “Lluis Santamarina” de
Cieza,2005
v “SI FUI DE LLAMA AMOR, ESTAS CENIZAS” Premio
Mario Lopez de Bujalance 2005
v “L A VERTICAL DEL SIGNO” Premio “La bufanda”
Coslada 2005
Los poemas incluidos en la presente antología para “LOS
POETAS.COM” proceden de los libros: III Antología
"BILAKETA", "DEJADME MI LIBERTAD”, “DONDE EL
AIRE” Antología PROEMIO TRES” y “SIN MÁS
DEMORA”, más algunos otros poemas editados de forma independiente en
diversas revistas o antologías.
Alguno de sus poemas
UNA TURBIA
CORRIENTE
(Propuesta para una poética)
I
Una turbia corriente me devora
Y al tiempo sugerente me convida
Llenándome de luz por la ancha herida
Que busca en mi confín hora tras hora.
Esta turbia corriente arrasadora
Que fluye con el agua de mi vida,
Esta turbia corriente, esta medida,
Me pide la palabra sin demora.
Yo cedo mi palabra mansamente,
Palabra soy, por ella definido,
Palabra es mi pasado y mi presente.
En ella voy buscándome un sentido,
En ella puedo hallarme diferente,
En ella hacia el futuro voy hendido.
II
Llevo un grito de amor calladamente,
Calladamente alzado por mi vena,
Llevo un grito de amor que me resuena
Buscando mi garganta ansiadamente.
Llevo un grito de amor que es una fuente
Que va con su insistente cantilena
Sonando en mi extensión y que me llena
De ruido el corazón hasta la frente.
Lleva tanto rumor la sangre mía
En este cuerpo angosto en que resido
Que el grito ya es clamor que me extravía.
Cual brisa enamorada, en un latido
De dulce susurrar y de armonía
Quisiera despertarme en el olvido.
III
De amor y de palabra me recibo,
De amor y de palabra voy urgente
Sembrando la ilusión en que me vivo.
De amor y de palabra oscuramente.
De amor y de palabra llevo activo
El eco de mi voz y mi simiente,
De amor y de palabra es lo que escribo
Y va mi corazón de carga ingente.
Si alguno me encontráis en la espesura
Del bosque de futuro en que me ausente
Cerrad de cielo azul mi sepultura.
Quisiera descansar pausadamente
En esta larga y leve singladura
Soñándome en palabra eternamente.
TRASMIGRACIÓN DEL TACTO
(Propuesta para una poética)
I
Una turbia corriente me devora
Y al tiempo sugerente me convida
Llenándome de luz por la ancha herida
Que busca en mi confín hora tras hora.
Esta turbia corriente arrasadora
Que fluye con el agua de mi vida,
Esta turbia corriente, esta medida,
Me pide la palabra sin demora.
Yo cedo mi palabra mansamente,
Palabra soy, por ella definido,
Palabra es mi pasado y mi presente.
En ella voy buscándome un sentido,
En ella puedo hallarme diferente,
En ella hacia el futuro voy hendido.
II
Llevo un grito de amor calladamente,
Calladamente alzado por mi vena,
Llevo un grito de amor que me resuena
Buscando mi garganta ansiadamente.
Llevo un grito de amor que es una fuente
Que va con su insistente cantilena
Sonando en mi extensión y que me llena
De ruido el corazón hasta la frente.
Lleva tanto rumor la sangre mía
En este cuerpo angosto en que resido
Que el grito ya es clamor que me extravía.
Cual brisa enamorada, en un latido
De dulce susurrar y de armonía
Quisiera despertarme en el olvido.
III
De amor y de palabra me recibo,
De amor y de palabra voy urgente
Sembrando la ilusión en que me vivo.
De amor y de palabra oscuramente.
De amor y de palabra llevo activo
El eco de mi voz y mi simiente,
De amor y de palabra es lo que escribo
Y va mi corazón de carga ingente.
Si alguno me encontráis en la espesura
Del bosque de futuro en que me ausente
Cerrad de cielo azul mi sepultura.
Quisiera descansar pausadamente
En esta larga y leve singladura
Soñándome en palabra eternamente.
TRASMIGRACIÓN DEL TACTO
Quiero guardar tu tacto
inmune en la memoria,
quiero librar tu imagen
de la erosión del tiempo,
quiero llevar donde el silencio diga
el turbio roce
de tu rumor de encuentro.
Quiero dejar la sombra y el gemido
de tu caricia en mi recuerdo impreso,
y el yugo abierto en que tu cuerpo yace
y el dulce cauce
en que te invado y muero.
Quiero, cuando las venas se adormezcan,
llevarme al aire tu clamor despierto,
tu latitud de musgo por mis manos
tu redención oscura por mis dedos.
Quiero de la mordaza de tus labios
dejar mi boca atenazada y, luego,
en las calladas tardes del olvido,
gozar su jugo de sabor intenso.
De tu perfil de poma y sembradura
quiero la curva doble de tu seno,
quiero la miel que grana en tus pezones,
quiero la negra llaga de tu pelo.
Quiero que tu presencia me ilumine,
ara en que de hombre me inmolé sin precio,
cuando los pulsos tardos se detengan
por las cavernas hondas de mi cuerpo.
Quiero en el margen quieto de lo sido
de tus pupilas su paisaje abierto
y por las turbias sendas de la muerte
hacer camino en tu presencia quiero.
Quiero llevar tu tacto
inmune en la memoria
quiero en las hondas yemas de mis dedos
robar la acequia que en tu piel se posa
y hacerla insomne
temblor...
siempre latiendo.
Porque tu tacto tiene
aromas imposibles,
porque tu boca tiene
orgiásticos venenos,
porque tus ojos miran
alquimias insondables
y en tu cintura habitan
mágicos advientos.
Y si es que acaso
un día aquí volviera
del implacable exilio del destierro,
que el palpitante hueco que desnudas
fuera de nuevo...
cauce
de mi cuerpo.
VIENTO
Viento, tú que vas y vienes
de tu rosa en derredor,
viento dime ¿Dónde habita
el dios que cuida el amor?
¿En qué refugio?¿En qué cima?
¿En qué galaxia o que sol?
¿En qué alejado silencio
plantó su tienda ese dios?
¿En qué acabado desierto
tiene su jardín la flor?
¿Bajo qué luna se enfría
la fuerza de su calor?
Si lo vieras, viento, dile...
dile que me busque...yo
llevo en relojes de sangre
su ausencia en mi corazón.
¡AY!
¡Ay! Quién pudiera tener
tras el silencio el olvido
y recordarte después.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Sentir la sangre varada
en esteros del ayer
y ser sangre enamorada.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Y de nuevo renacer
del desierto de la nada
y en ti saciarse la sed.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Y tras la quieta jornada
sentir de nuevo en la piel
el beso de tu mirada.
¡Ay! Quién pudiera tener...
ROBADME DEL PASAR...
Crece el silencio sobre el alma mía
y en ella dulcemente se me posa
cual en la cima leve de la rosa
se duerme el agua cuando viene el día.
Viene tan pura, tan clara la alegría
tan llena de pudor y tan hermosa
que el cáliz de mi cuerpo se rebosa
y añora otra celeste lejanía.
Mañanas que de luz, pausadamente,
me dais la claridad como alimento,
mudadme a una distancia diferente.
Robadme del pasar en que me intento
y, en otro ansiado mar, calmadamente,
levad mi corazón con otro viento.
C L I M A X
El sol en la ventana florecía
una tarde de Marzo, mansamente.
Tu boca era un panal ebrio que urgente
clamaba de mi boca compañía.
El tiempo se paró por si podía
quedarse así de amor alzadamente
y un sueño de naranjas en poniente
cuajó horizontes donde muere el día.
¡Qué denso el palpitar se fue callando!
¡Qué pobre la palabra contenida!
¡Qué plena en su canción la sangre hablando!
El aire era de luz. De luz la vida.
De luz ese clamor que fue granando.
De luz busca mi voz ser tu medida.
ASÍ
Como el monte al albor se va creciendo
ceñido por la luz que le rodea,
así tu viento, amor, en su tarea,
perfila este rumor en que me enciendo.
Así, sin ruido apenas, va puliendo
tu labio este cantil que me rodea
y va mi sangre haciéndose a tu idea
y yo de ti me voy aconteciendo.
Así, como el talud de fina arena
se va del aire cálido besando,
así ya tu caricia por mi vena.
Así, como esa lluvia que serena
va el suelo de sabores aventando,
así tu yugo, amor, y tu cadena.
DESPUÉS
Después, cuando los ojos no acaricien
la rosa en su mirar,
cuando el viento no siembre ya el oído
con su rumor de mar,
cuando el cielo en la noche, transgredido
por el silencio astral,
no pueble de murmullo este latido,
mi sueño...¿Dónde irá?
Cuando el miedo no acucie con su ruido
de llanto por llegar
y cese el corazón su ritmo herido
de tiempo y de lugar,
si el hueco de mi ser ya no lo anido,
mi ausencia... ¿Dónde irá?
Si ya con mi canción no soy el río
que llora en el canchal,
si no lleva en su son la voz mi vibro
ni el verso mi anhelar,
si no siento el calor de esta contigo,
si no te puedo amar,
si no eres tú ese dios a que me inclino
Amor... ¿Qué queda ya?
PARTIDA
Cada día su propio desconcierto,
su propia dimensión establecida,
tablero de ajedrez con la partida
propuesta del futuro en que me inserto.
Tan sólo del final el jaque cierto
y, mientras, despiezándome la vida
jornada tras jornada, trampa urdida
al mar de la esperanza en que me vierto.
Cada día los cuadros del tablero
con ciega exactitud, calladamente,
me ofrecen la distancia en la que muero.
Cada día, latiendo más urgente,
mi ronco corazón, por compañero,
arriesga otra jugada indiferente.
PULSIÓN
Labio insistente del mar
que en el talud de la arena
dejas un beso y te vas.
Débil huella que se queda
en su destino a esperar
el labio que la condena. .
Vaivén que viene y se va
y marchándose regresa
para volverse a extrañar.
Y así por la eternidad
tú, ronco son, y en la arena...
en la arena hambre de sal.
inmune en la memoria,
quiero librar tu imagen
de la erosión del tiempo,
quiero llevar donde el silencio diga
el turbio roce
de tu rumor de encuentro.
Quiero dejar la sombra y el gemido
de tu caricia en mi recuerdo impreso,
y el yugo abierto en que tu cuerpo yace
y el dulce cauce
en que te invado y muero.
Quiero, cuando las venas se adormezcan,
llevarme al aire tu clamor despierto,
tu latitud de musgo por mis manos
tu redención oscura por mis dedos.
Quiero de la mordaza de tus labios
dejar mi boca atenazada y, luego,
en las calladas tardes del olvido,
gozar su jugo de sabor intenso.
De tu perfil de poma y sembradura
quiero la curva doble de tu seno,
quiero la miel que grana en tus pezones,
quiero la negra llaga de tu pelo.
Quiero que tu presencia me ilumine,
ara en que de hombre me inmolé sin precio,
cuando los pulsos tardos se detengan
por las cavernas hondas de mi cuerpo.
Quiero en el margen quieto de lo sido
de tus pupilas su paisaje abierto
y por las turbias sendas de la muerte
hacer camino en tu presencia quiero.
Quiero llevar tu tacto
inmune en la memoria
quiero en las hondas yemas de mis dedos
robar la acequia que en tu piel se posa
y hacerla insomne
temblor...
siempre latiendo.
Porque tu tacto tiene
aromas imposibles,
porque tu boca tiene
orgiásticos venenos,
porque tus ojos miran
alquimias insondables
y en tu cintura habitan
mágicos advientos.
Y si es que acaso
un día aquí volviera
del implacable exilio del destierro,
que el palpitante hueco que desnudas
fuera de nuevo...
cauce
de mi cuerpo.
VIENTO
Viento, tú que vas y vienes
de tu rosa en derredor,
viento dime ¿Dónde habita
el dios que cuida el amor?
¿En qué refugio?¿En qué cima?
¿En qué galaxia o que sol?
¿En qué alejado silencio
plantó su tienda ese dios?
¿En qué acabado desierto
tiene su jardín la flor?
¿Bajo qué luna se enfría
la fuerza de su calor?
Si lo vieras, viento, dile...
dile que me busque...yo
llevo en relojes de sangre
su ausencia en mi corazón.
¡AY!
¡Ay! Quién pudiera tener
tras el silencio el olvido
y recordarte después.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Sentir la sangre varada
en esteros del ayer
y ser sangre enamorada.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Y de nuevo renacer
del desierto de la nada
y en ti saciarse la sed.
¡Ay! Quién pudiera tener...
Y tras la quieta jornada
sentir de nuevo en la piel
el beso de tu mirada.
¡Ay! Quién pudiera tener...
ROBADME DEL PASAR...
Crece el silencio sobre el alma mía
y en ella dulcemente se me posa
cual en la cima leve de la rosa
se duerme el agua cuando viene el día.
Viene tan pura, tan clara la alegría
tan llena de pudor y tan hermosa
que el cáliz de mi cuerpo se rebosa
y añora otra celeste lejanía.
Mañanas que de luz, pausadamente,
me dais la claridad como alimento,
mudadme a una distancia diferente.
Robadme del pasar en que me intento
y, en otro ansiado mar, calmadamente,
levad mi corazón con otro viento.
C L I M A X
El sol en la ventana florecía
una tarde de Marzo, mansamente.
Tu boca era un panal ebrio que urgente
clamaba de mi boca compañía.
El tiempo se paró por si podía
quedarse así de amor alzadamente
y un sueño de naranjas en poniente
cuajó horizontes donde muere el día.
¡Qué denso el palpitar se fue callando!
¡Qué pobre la palabra contenida!
¡Qué plena en su canción la sangre hablando!
El aire era de luz. De luz la vida.
De luz ese clamor que fue granando.
De luz busca mi voz ser tu medida.
ASÍ
Como el monte al albor se va creciendo
ceñido por la luz que le rodea,
así tu viento, amor, en su tarea,
perfila este rumor en que me enciendo.
Así, sin ruido apenas, va puliendo
tu labio este cantil que me rodea
y va mi sangre haciéndose a tu idea
y yo de ti me voy aconteciendo.
Así, como el talud de fina arena
se va del aire cálido besando,
así ya tu caricia por mi vena.
Así, como esa lluvia que serena
va el suelo de sabores aventando,
así tu yugo, amor, y tu cadena.
DESPUÉS
Después, cuando los ojos no acaricien
la rosa en su mirar,
cuando el viento no siembre ya el oído
con su rumor de mar,
cuando el cielo en la noche, transgredido
por el silencio astral,
no pueble de murmullo este latido,
mi sueño...¿Dónde irá?
Cuando el miedo no acucie con su ruido
de llanto por llegar
y cese el corazón su ritmo herido
de tiempo y de lugar,
si el hueco de mi ser ya no lo anido,
mi ausencia... ¿Dónde irá?
Si ya con mi canción no soy el río
que llora en el canchal,
si no lleva en su son la voz mi vibro
ni el verso mi anhelar,
si no siento el calor de esta contigo,
si no te puedo amar,
si no eres tú ese dios a que me inclino
Amor... ¿Qué queda ya?
PARTIDA
Cada día su propio desconcierto,
su propia dimensión establecida,
tablero de ajedrez con la partida
propuesta del futuro en que me inserto.
Tan sólo del final el jaque cierto
y, mientras, despiezándome la vida
jornada tras jornada, trampa urdida
al mar de la esperanza en que me vierto.
Cada día los cuadros del tablero
con ciega exactitud, calladamente,
me ofrecen la distancia en la que muero.
Cada día, latiendo más urgente,
mi ronco corazón, por compañero,
arriesga otra jugada indiferente.
PULSIÓN
Labio insistente del mar
que en el talud de la arena
dejas un beso y te vas.
Débil huella que se queda
en su destino a esperar
el labio que la condena. .
Vaivén que viene y se va
y marchándose regresa
para volverse a extrañar.
Y así por la eternidad
tú, ronco son, y en la arena...
en la arena hambre de sal.
NOCHE
La noche planta jardines
de oscuridad. Cementerio.
Las muertas niñas deshojan
-¿qué sí?... ¿qué no?- crisantemos.
La luna afila despacio
su redondez con el sueño,
mientras recorta a las niñas
trenzas - ¿No?...¡Sí! - del tiempo.
VELEIDAD
Me vienes y te vas,
tu rastro por mi cieno
mi rostro por tu altar.
Me vienes y te vas...
Mis límites más ciertos
invades y, al pasar,
hambre y dolor de tu verbo.
Y sin embargo te vas...
que quiero
más que cantor ser cantar
más ser música que tiempo
más que sangre, libertad
Dejadme la voz que quiero
palabra ser
y volar
más que cantor ser cantar
más ser música que tiempo
más que sangre, libertad
Dejadme la voz que quiero
palabra ser
y volar
PARA PONERLE NOMBRE
a lo que el corazón me grita
esa inaccesible pulsación de sombra
ese oscuro batir del sentimiento
para robar palabras que sólo escucha el aire
para alumbrar auroras que rompan sobre el tedio
para que
herida ronca que al callar supura
sepáis del hombre que en mí derrama el tiempo
DEJAD QUE OS COJA LA MANO,
que mi piel con vuestra piel
descanse de su cansancio.
Dejadme que de la miel
del dulce calor humano
me sacie de tanta sed
y dejadme, terminando,
que peregrine después.
Hay manos que están buscando
el calor que yo les dé.
ESTÁN LLOVIENDO MARIPOSAS MUERTAS
por un otoño de árboles inmenso
La levedad alcanza cotas imposibles
y la nostalgia adorna el alma de recuerdos
Todas las memorias se agrupan convergentes
y sopla irreverente por el alma el viento cierzo
Mas pasará este tiempo dorado de angostura
y pasará la luna frígida de invierno
y en las abiertas colinas de la aurora
para otro sueño
el sol de marzo renacerá de nuevo
LA NIÑA Y EL ÁRBOL
Las mariposas adornan
cerezos: Es primavera.
¡Qué triste si no se espera!
Y el agua, la luz y el viento
saltan, refulgen y vuelan.
¡Qué triste si no se espera!
La niña se desabrocha
de pechos la botonera..
¡Qué joven la primavera!
Si no tuviera mil años
ni mis altas ramas yertas...
¡Qué triste la primavera!
Que triste el árbol, que alegres
manos que por ti crecieran.
¡La niña su blusa abierta!
NO MÁS TARDE
¡Ahora!, no más tarde ni más lejos,
¡Ahora es el momento y es el lance!
silencio puro que está presto a la escucha
o voz cual brizna
fugaz que cruza el aire.
¡Ahora ya sin más o siempre nunca
derrámese mi voz hasta entregarse
derrámense los hondos argumentos
que máscaras se obstinan en cerrarle.
¡Ahora o nunca más! Este es el tiempo,
en esta herida rota de la sangre,
en este desguazarse de la vida
por muelles acostados de la tarde.
FE DE VIDA
Eres,
no puedes evitarlo,
esa es tu herencia, tu límite, tu afán,
tu contenido.
Eres,
con toda la extensión de la palabra,
con toda su dureza y con su estría.
Eres.
El ser es tu noción, tu fe, tu sueño,
tu terca sensación, tu sola herida.
Eres.
En río, en transición, en esa espera
del qué serás el día en que no fueres.
Futuro hacia un pasado eres.
De tiempo encarcelado, malherido,
de luz, de oscuridad, de amor
de muerte eres.
Y ser es tu pasión, tu voz, tu vida,
tu pálido rumor, tu peso inerte,
la sangre que te fluye y la partida
que juegas con tu Dios.
Suerte pues eres.
TE ME VAS
Te me vas,
hoja que el viento corta y leva
cual rota percepción de viva imagen te me vas.
Cual bronce que diluye en un silencio
su tránsito de vibro y de campana te me vas.
Cual ala de una voz que no es pregunta,
cual ansia de un pecado desgastado te me vas.
Te me vas,
música fue mi labio en tu presencia y te me vas.
Tacto de sed mi lengua en tu respuesta y te me vas.
Te me vas
Árbol que ayer tejió penumbra y cielo y te me vas.
Calladamente luz, callado empeño,
puntada de intención en lo imposible
e, impunemente, ahora, te me vas.
En plena oscuridad,
por noche ajena,
heridamente ausente
y te me vas.
POR LA AMURA DEL VIENTO
Me quisiera despierto cuando llegue la noche,
cuando abreve el invierno por mis hondas vasijas,
cuando el viento se calle y en la puerta del tiempo
el tapiz del paisaje por mis ojos se extinga.
Cuando el cuerpo no pueda soportar el asedio
del acerbo de historias que propone la vida,
con los brazos cual leños y los dedos hastiados
por los tactos abiertos de sus yemas extintas.
Y dispuesto quisiera aceptar en la brecha
del callado enemigo la gastada clepsidra,
la memoria colmada de un alud de vivencias
y en los labios cristales de asombradas caricias.
En la sima del aire por la amura del viento
la mirada dejarme de horizontes perdida,
acuarelas de alumbre por ocasos de adviento
y murales de auroras por sedientas retinas.
En silencio alejarme del aullido del tiempo,
del rumor de relojes que se añoran de Estigias,
del sabor de la sangre y de la duda del miedo,
del sonido de ausencias por mi lenta deriva.
Ya en la caja del pecho el latido imposible,
ya el archivo cansado de memorias cautivas,
ya el matraz de la sangre los veneros exhaustos,
ya la boca en estricta comisura de vida.
Y al futuro dejarle como poso en mi hueco,
si es que acaso persiste cuando ya me despida,
mi aparejo de calcio como abono postrero
y en su bronce tañendo mi pulsión de entropía.
Quiero al borde del aire descansar un momento
y sin penas ni agravios desalmar mi medida
y dejarme del cuerpo como al cabo la tarde
se descuelga del cielo cuando el sol se deriva.
Y si el viejo del tiempo con su insomne cayado
me regala un instante cuando ya me despida,
que mi boca se calle con un último verso
y la cómplice seña de una leve sonrisa.
Y que el gramo postrero del calor de mi mano
en el caz de la mano de mi amada se extinga,
y que el beso me selle de su boca el recuerdo
que a la muerte me lleve del rumor de la vida.
Y que acaso si hubiera tras el muro otro hueco
en que el alma despierte de la sombra emprendida
que me dejen que cante su abismado misterio
de arrasado horizonte con mi hallada poesía.
Y si alguno quisiera rebuscar en los pecios
que a la escoria y al polvo de mi turno resistan
que rescate del fondo del olvido mis versos
y que así de memoria... me devuelva la vida.
ROMANCE EN SOCUÉLLAMOS.
I
En un lugar donde nunca
en el Quijote se habla,
en un rincón de ese campo
horizontal de la Mancha,
pudo ocurrir el suceso
que este romance nos narra.
La palabra es un obrero
que no duerme ni descansa
siempre surcando caminos
de tiempo por la garganta.
Es como el curso de un río
que va allegando en su marcha
mil murmullo y que luego
en voz al mar se los canta.
Lo que ocurrió aquella tarde
en la estepa castellana
que desde Cuenca a Albacete
junto a Socuéllamos pasa,
un pastor, cansado y viejo
pero sabio, lo contaba
mientras en mudo silencio
este poeta escuchaba.
II
Era por el mil quinientos,
cuando en Castilla reinaba
un español que de negro
vestía y su blanca barba
era señal del gran peso
que el gobernar le mandaba.
El mes era de por Mayo,
ese en que el campo se cambia
su triste paño de invierno
por verde jubón y blanca
camisa que de gorgueras
en mil flores se levanta.
Daba el sol del mediodía
en vertical su cascada,
ni una brizna se movía
el viento de tanta calma.
Por la cañada el silencio
era la voz que cantaba
y las encinas dormían
un sueño de siestas pardas.
Del fondo del horizonte,
línea que nunca se acaba,
primero fue un punto negro,
y luego yegua montada
por un noble caballero,
cruz de Santiago y espada.
Las botas de fino cuero,
las espuelas son de plata,
el jubón de terciopelo,
y la camisa de holanda.
Lleva el mentón sobre el pecho
y ya canosa la barba,
arrugado el entrecejo
y las espaldas cansadas
de cien combates y sueños
de la grandeza de España.
Mancha de los caballeros
que alzado te han a la fama,
tierra que de extremo a extremo
estás al cielo abocada.
III
De pronto el hondo silencio
por un cuchillo se rasga,
el cuchillo es un lamento
que horada el aire... y el alma.
El caballero, al oírlo,
del estribo se levanta,
su mirada recia busca
de tanto dolor la llama.
El lamento se repite,
ya es un ¡Ay! débil que clama
de algún lugar escondido
y de una dulce garganta.
Se ha bajado el caballero
de su yegua peliblanca,
y metiéndose en el bosque
busca la voz que le llama.
Tendida ha, sobre el suelo,
encontrado una zagala
bajo las zarzas y el pecho
amapolas le mandaban.
¡Dios bendito de los cielos!
¡Esta niña se desangra!
Le ha vendado el joven cuerpo
con su camisa y su capa.
¿Quién eres mujer y dónde
están tu familia y casa?
¿Quién ha encendido este velo
de dolor sobre tu infancia?
-“Soy morisca, caballero,
y mis padres tienen casa
a media legua y el suelo
para cosechar lo labran.
En la fuente que aquí corre,
junto a la encina más alta,
estaba de barro un rojo
cántaro llenando de agua.
Unos vaqueros que al punto
por la vereda pasaban
me han malherido y abierto
heridas que ya no sanan.
Eran tres, uno de cuero
llevaba sucia zamarra,
otro era tuerto, el tercero
hablaba roncas palabras”.
Ha dicho esto y ha muerto
de pena y dolor cansada.
Mancha de los caballeros
de sangre niña manchada,
los niños labriegos piden
negra y cumplida venganza.
IV
El caballero ha llevado
la niña muerta a su casa
y ha jurado hacer justicia
sobre la cruz de su espada.
Bruñido ha puesto el acero
toledano de sus armas,
ha pedido que le dejen
a solas orar y manda
que le limpien los arreos
y ensillen su yegua blanca.
A las siete de la tarde,
el poniente ya empezaba
a enrojecer el abismo
donde el sol hunde su llama,
ha partido el caballero,
fiel, a cumplir su palabra.
Las crines peinan el viento,
el aire afila la cara,
la mirada dura al frente
y el corazón con su carga.
No le temblará la mano
ni el cierzo le halará el alma
cuando le llegue el momento
de hacer de muerte su causa.
Mancha de los caballeros,
la noche se alarga y tapa
tus límites, y sus flecos
por Alcaraz se derraman.
V
La noche lleva subiendo
la luna redonda y blanca
y en los ramajes del cielo
cuelgan las estrellas sabias.
Tres hombres rudos a un tiempo
de noche negra se tapan
y en taimados pensamientos
miran de soslayo y callan.
Han terminado la cena
junto a la hoguera que manda
reflejos sobre los rostros
de tan rufiana canalla.
Tienen miedo y escudriñan
la oscuridad sus miradas,
les parece que han oido
ruido. –“¡Serán alimañas!”
- dice el mas viejo – y empuña
bajo su mantón la daga.
Angeles negros empiezan
a cepillarse las alas
y van abriendo tres huecos
en el infierno a tres almas.
Del silencio de la noche
una voz de hierro alza
esta pregunta que cierra
de terror las tres gargantas.
- ¿Habeis visto, por ventura,
una niña que llevaba
apoyado en la cadera
un rojo cántaro de agua?
Uno alcanza su ballesta,
el otro su daga plana
y el tercero por el mango
levanta el rayo de un hacha.
Furia de luz el acero,
en una terrible danza,
ha levantado un invierno
de frigidez en tres almas.
No han enterrado a los muertos,
para escarnio y enseñanza,
han dejado que los cuerpos
los coman las alimañas.
Dicen que aquel caballero,
que a Socuéllamos marchaba,
para conseguir del cielo
el perdón de su venganza,
se hizo eremita, viviendo
junto a una laguna blanca
que en Ruidera esta prendida
por cruces a sus murallas.
Mancha de los caballeros,
tierra bronca donde manda
la locura hidalgos viejos
y poetas que la ensanchan.
I
En un lugar donde nunca
en el Quijote se habla,
en un rincón de ese campo
horizontal de la Mancha,
pudo ocurrir el suceso
que este romance nos narra.
La palabra es un obrero
que no duerme ni descansa
siempre surcando caminos
de tiempo por la garganta.
Es como el curso de un río
que va allegando en su marcha
mil murmullo y que luego
en voz al mar se los canta.
Lo que ocurrió aquella tarde
en la estepa castellana
que desde Cuenca a Albacete
junto a Socuéllamos pasa,
un pastor, cansado y viejo
pero sabio, lo contaba
mientras en mudo silencio
este poeta escuchaba.
II
Era por el mil quinientos,
cuando en Castilla reinaba
un español que de negro
vestía y su blanca barba
era señal del gran peso
que el gobernar le mandaba.
El mes era de por Mayo,
ese en que el campo se cambia
su triste paño de invierno
por verde jubón y blanca
camisa que de gorgueras
en mil flores se levanta.
Daba el sol del mediodía
en vertical su cascada,
ni una brizna se movía
el viento de tanta calma.
Por la cañada el silencio
era la voz que cantaba
y las encinas dormían
un sueño de siestas pardas.
Del fondo del horizonte,
línea que nunca se acaba,
primero fue un punto negro,
y luego yegua montada
por un noble caballero,
cruz de Santiago y espada.
Las botas de fino cuero,
las espuelas son de plata,
el jubón de terciopelo,
y la camisa de holanda.
Lleva el mentón sobre el pecho
y ya canosa la barba,
arrugado el entrecejo
y las espaldas cansadas
de cien combates y sueños
de la grandeza de España.
Mancha de los caballeros
que alzado te han a la fama,
tierra que de extremo a extremo
estás al cielo abocada.
III
De pronto el hondo silencio
por un cuchillo se rasga,
el cuchillo es un lamento
que horada el aire... y el alma.
El caballero, al oírlo,
del estribo se levanta,
su mirada recia busca
de tanto dolor la llama.
El lamento se repite,
ya es un ¡Ay! débil que clama
de algún lugar escondido
y de una dulce garganta.
Se ha bajado el caballero
de su yegua peliblanca,
y metiéndose en el bosque
busca la voz que le llama.
Tendida ha, sobre el suelo,
encontrado una zagala
bajo las zarzas y el pecho
amapolas le mandaban.
¡Dios bendito de los cielos!
¡Esta niña se desangra!
Le ha vendado el joven cuerpo
con su camisa y su capa.
¿Quién eres mujer y dónde
están tu familia y casa?
¿Quién ha encendido este velo
de dolor sobre tu infancia?
-“Soy morisca, caballero,
y mis padres tienen casa
a media legua y el suelo
para cosechar lo labran.
En la fuente que aquí corre,
junto a la encina más alta,
estaba de barro un rojo
cántaro llenando de agua.
Unos vaqueros que al punto
por la vereda pasaban
me han malherido y abierto
heridas que ya no sanan.
Eran tres, uno de cuero
llevaba sucia zamarra,
otro era tuerto, el tercero
hablaba roncas palabras”.
Ha dicho esto y ha muerto
de pena y dolor cansada.
Mancha de los caballeros
de sangre niña manchada,
los niños labriegos piden
negra y cumplida venganza.
IV
El caballero ha llevado
la niña muerta a su casa
y ha jurado hacer justicia
sobre la cruz de su espada.
Bruñido ha puesto el acero
toledano de sus armas,
ha pedido que le dejen
a solas orar y manda
que le limpien los arreos
y ensillen su yegua blanca.
A las siete de la tarde,
el poniente ya empezaba
a enrojecer el abismo
donde el sol hunde su llama,
ha partido el caballero,
fiel, a cumplir su palabra.
Las crines peinan el viento,
el aire afila la cara,
la mirada dura al frente
y el corazón con su carga.
No le temblará la mano
ni el cierzo le halará el alma
cuando le llegue el momento
de hacer de muerte su causa.
Mancha de los caballeros,
la noche se alarga y tapa
tus límites, y sus flecos
por Alcaraz se derraman.
V
La noche lleva subiendo
la luna redonda y blanca
y en los ramajes del cielo
cuelgan las estrellas sabias.
Tres hombres rudos a un tiempo
de noche negra se tapan
y en taimados pensamientos
miran de soslayo y callan.
Han terminado la cena
junto a la hoguera que manda
reflejos sobre los rostros
de tan rufiana canalla.
Tienen miedo y escudriñan
la oscuridad sus miradas,
les parece que han oido
ruido. –“¡Serán alimañas!”
- dice el mas viejo – y empuña
bajo su mantón la daga.
Angeles negros empiezan
a cepillarse las alas
y van abriendo tres huecos
en el infierno a tres almas.
Del silencio de la noche
una voz de hierro alza
esta pregunta que cierra
de terror las tres gargantas.
- ¿Habeis visto, por ventura,
una niña que llevaba
apoyado en la cadera
un rojo cántaro de agua?
Uno alcanza su ballesta,
el otro su daga plana
y el tercero por el mango
levanta el rayo de un hacha.
Furia de luz el acero,
en una terrible danza,
ha levantado un invierno
de frigidez en tres almas.
No han enterrado a los muertos,
para escarnio y enseñanza,
han dejado que los cuerpos
los coman las alimañas.
Dicen que aquel caballero,
que a Socuéllamos marchaba,
para conseguir del cielo
el perdón de su venganza,
se hizo eremita, viviendo
junto a una laguna blanca
que en Ruidera esta prendida
por cruces a sus murallas.
Mancha de los caballeros,
tierra bronca donde manda
la locura hidalgos viejos
y poetas que la ensanchan.
CONCIERTO BARROCO
Vivaldi tocaba
un largo al revés.
El sol se moría
cansado del día
al atardecer.
¡No te vayas! ¡Ven!
No ves que no puedo
mirarte ni ver.
La luna en el centro
de la frigidez
y el silencio muerte
al atardecer.
¡No te vayas! ¡Ven!
Insiste Albinoni:
"A cinque concerte"
La viola libera
cifras del papel,
un chelo, muy grave,
las vuelve a prender.
Allegro del llanto
al atardecer.
¡No te vayas! ¡Ven!
No ves que la muerte
me quiere coger.
Sonatas de hielo
pueblan mi través
y suenan trompetas
de llamada. ¡Ven!
Van llamando ausencias
con su voz de miel.
¡No te vayas! ¡Ven!
Llantos de guitarra
vibran en tropel.
Mira que no puedo
ya moverme.¡Ven!
Arterias de piedra
sobre mis dos pies
y Haendel soñando
el número diez.
¿Por qué me abandonas?
¡No te vayas! ¡Ven!
No ves que me muero
este atardecer.
Capricio finale.
Flautas y un rabel.
Resuenan los cascos
ya de su corcel.
Andante maestoso.
Sonata. Purcell.
El tiempo se rompe
este atardecer.
¡Ya no vengas! ¡Vete!
Ya soy del ayer
Biografía de:
Juan Carlos Gómez Rodríguez
Madrid, España, 1950
Comienza a escribir poesía hacia 1995, colaborando con poemas en revistas literarias como: Reloj de Arena, Hélice y Pretextos. En 1997 gana el premio Fundación de la Carolina con el poemario «Cuando llegue el Otoño» editado por Seuba en su colección E l Juglar y la Luna. En 2000 gana el premio Ateneo Jovellanos con el poemario «Castillos Interiores» editado por el propio Ateneo Jovellanos. En portaldepoesia.com tiene editados los poemarios «Bajo un signo de tiza», y el propio «Castillos Interiores» , además de una colección de Haiku y poemas digitalizados pertenecientes al poemario inédito «La sed del lienzo» con el que quedó en 2003 finalista en el premio Villa de Martorell.
Juan Carlos Gómez Rodríguez
Madrid, España, 1950
Comienza a escribir poesía hacia 1995, colaborando con poemas en revistas literarias como: Reloj de Arena, Hélice y Pretextos. En 1997 gana el premio Fundación de la Carolina con el poemario «Cuando llegue el Otoño» editado por Seuba en su colección E l Juglar y la Luna. En 2000 gana el premio Ateneo Jovellanos con el poemario «Castillos Interiores» editado por el propio Ateneo Jovellanos. En portaldepoesia.com tiene editados los poemarios «Bajo un signo de tiza», y el propio «Castillos Interiores» , además de una colección de Haiku y poemas digitalizados pertenecientes al poemario inédito «La sed del lienzo» con el que quedó en 2003 finalista en el premio Villa de Martorell.
Juan Carlos Gómez Rodríguez
POEMA
Olas que eternamente jóvenes
aquí rodáis hasta mis pies intactos.
Miradme vuestro, mientras giráis hermosas
con espumosa lengua que eterna resucita
VICENTE ALEIXANDRE
LA VIGILIA
1
FRENTE a la mar rompiente
frente a la noche incierta
mirando al horizonte y esperando
que aparezca la aurora
es cuando el hombre escucha
el siseo silencioso de este vasto
dominio que no le pertenece y le descubre
toda su pequeñez y su grandeza
sobre acantilados enigmáticos
proas imaginarias barcos perpetuos
y con el viento ajustándose a su cuerpo
contempla
sabe
que nada ha de cambiar cuando él se haya ido
el agua seguirá chocando dura y blanda a la vez
con la robusta roca de aristas vivas
que no logran herirla
más al contrario ella
irá pulverizando milímetro a milímetro al duro mineral
orgulloso muro escarpado que ostenta cicatrices y oquedades
2
NADA es inmóvil totalmente
nada escapa
a la acción corrosiva del salitre
y a la devastadora garra de la espuma
cautivas están la vida y la muerte en cada golpe intermitente
presentes ciertas y seguras
altivamente expuestas a ese sordo azotar de la marea milenaria
a cada instante alguna se produce
desdobladamente se desata el forcejeo del ser
una vida una muerte
una vida una muerte
cautivadora o liberadora pero ambas
necesarias reales tangibles
la mar es portadora del azote del tiempo
imperturbable desde sus bellos ojos esmeralda y su abrazo salado
desde sus hondas simas jamás holladas
desde sus felinos desafíos
que abren proa a proa sus brazos de mujer
la mar incógnita
lecho nupcial
sarcófago
¿por qué estás aquí
de pie frente a la mar rompiente
desde el principio
preguntando preguntándote
escudriñando escudriñándote
en cada y a cada ola y espuma
rezando al horizonte
por ti que eres aquellos que se osaron y fueron devorados
por ti que eres aquellos que volvieron también para siempre devorados
por ti que eres también aquellos que se irán en busca de su huella y su batalla?
¿qué esperas?
abre los brazos
respira hondo
cierra los ojos
¡entrégate!
3
ABRE los brazos
esos rotundos brazos generosos que labraron la tierra
que construyeron muros y abrazaron
que acunaron e hicieron de mortaja
y describe una danza al borde de su abismo
una danza ritual
que gira sobre si
los brazos extendidos como aspas del alma
saliendo de tu boca sonoros y monótonos vocablos
que predisponen igual que una coraza a los latidos
frente a esa inmensidad
frente a tu inmensidad
en donde has de encontrar la corriente propicia
la dirección del viento favorable
y talarás altos árboles
coserás blancas velas
construirás una nave
para dejar la tierra que te brindó equilibrio
la solidez del paso
la promesa fecunda en forma de semilla
esa que no te basta
tierra ofrecida ofrecedora dueña
de los cimientos madre de las raíces
la que te vio nacer y soportó tu peso
y se hizo camino con tu paso y eco con tu grito
la que has surcado con la herramienta y parcelado
con nombres y alambradas
la que amparó a tus muertos con su último abrazo mineral
aquella que has bendito con las lágrimas
y que hoy definitivamente no te basta
esa que empuja hacia el amor del agua
ahora perteneces a la estela
te libero del barro y de la helada
ahora perteneces al salitre
debajo de tus pies ya no más hojas
ni yerbas ni raíces desde ahora
tan sólo perteneces a tus miedos
/las luces y las sombras balanceándose/
tu rumbo es el reflejo de una estrella
4
LA noche abre caminos nunca usados
cuando respira a través de las estrellas
o cuando distorsiona las distancias
o cuando los colores
ocultos en la bóveda obtusa de su no color
mantienen su pasión sólo en la mente
todo es más relativo más cautivo más sordo
la noche se abre paso con su filo de sueños
por las viejas malezas
nada es real en ella todo
en su fondo es distorsión sublime
irisada burbuja
tan sólo algún aullido lejano y cadencioso la devuelve a la vida
que levanta fronteras
nos empuja hacia el sitio que nos tiene acodado
es la noche de extensas plumas negras la que vuela
por el espacio insomne donde surcan ideas peregrinas
pulsos de fantasías vivencias imposibles
que ayuntan nuestra alma a alguna estrella
que inflaman paraísos no vividos y los ponen muy cerca de los dedos
en la noche es la mar tan sólo el ruido
de su lento llegar hasta la arena
oscura inmensidad que se desliza
hasta la puerta abierta de la nada
esa mar eres tú
desconocida y cierta
¿irás a navegar en esta noche en que la mar se ofrece?
¿irás a navegar desde este escollo hasta que nazca el alba?
su corazón ignoto espera la respuesta
no dudes más el viento está esperando y la marea avanza
¿qué quieres encontrar detrás de sus espesas puertas de agua?
caparazón flotante que adormece sus fondos
5
RESPIRA hondo
oxigena los sueños
esos que te trajeron a este día
a esta plataforma hostil hasta este vértice
que es la punta de flecha de un anhelo
aquí volver atrás sería una renuncia
y tal como yo veo eso es morir un poco
atrapa todo el yodo que la brisa despliega
como un polen de lunas
como un brotar de sueños
navegando la sangre él será el talismán para el febril viaje
para la dura prueba que es su meta sin nombre
¿o es tu nombre su nombre?
un leve titubeo removerá tu ánimo cuando mires atrás
la tierra es un seguro baluarte
pero has de volver la vista hacia las olas que percuten espacios
y anegan las arenas
que cubren arrecifes y también los desnudan
volverás a desear su recia lejanía
y querrás abarcarla sobre sus lomos grises que vuelven incesante
la mar es la amplitud del movimiento y el enigma
de las profundidades
6
PREPARA lentamente las alforjas
meterás el orgullo el valor el coraje
la fe de tus ancestros y un puñado
de tierra de la aldea
meterás las canciones que aprendiste de niño
oyéndolas cantar a los hombres del pueblo
al ir a la faena o en los días de fiesta
¿recuerdas? querías ser como ellos llevar sus mismas ropas
aprender sus oficios emular sus conquistas
compartir el aroma a heno y a sudor que desprendían
al regresar cansados
despeinados
contentos
pero tú ahora deseas el rastro de un aroma nunca olido
deseas conquistar otras fatigas
ennoblecer tu rostro en otro oficio
vestir ropas más albas
será un viaje incierto y nada a de faltarte en la osadía
aunque has de andar ligero
mide bien las alforjas
se prudente y escoge
la fe con que creciste
la pasión
la nobleza
repásalo de nuevo
enumera su lista
el alo del recuerdo de tus padres
los sabores más tiernos
esa luz del hogar cuando volvías
túrgido de los juegos
el navegar pausado y tambaleante
por el agua serena de la alberca
de aquel pequeño barco que tallaras
en madera de fresno
mira que nada falte
meterás el dolor que te produjo el paso impetuoso de la muerte
¿y el amor lo olvidabas?
llévalo tatuado en tu antebrazo
7
PRENDER velas y antorchas
iluminar los cuartos
buscar en la conciencia
cada rincón oculto de esta casa
aquí se hicieron firmes
los más leves instintos
aquí se han hecho sangre
los más firmes deseos
sentir su piedra viva apretarse en tus manos
y sus viejos crujidos
como música hermética
susurrando pausada sus antiguos amores
sus secretos más hondos
oler la cera virgen de sus tablas oscuras
conservan remachados
tus pasos titubeantes
esta casa es un templo
un bastión un colegio
hoy tendrás que dejarla varada en la nostalgia
abandonada al viento que levanta las tejas
indefensa ante el polvo
suspensa en el olvido
sólo podrás llevarte
sus añejos aromas como prietas raíces
para poner el norte a tu destino
las conquistas sin ella no tendrían sosiego
pero enciende una hoguera hipnótica y totémica
comienza tu vigilia contemplando sus sombras
aprendiendo en sus sueños
que han quedado acallados tras goznes herrumbrosos
8
TE crepitan sus piedras sus astillas
sus ladrillos sus vigas sus cristales
la hoguera crepitando abre caminos
que llevan a la puerta de esos sueños
te crepitan los muebles los retratos
los cestos los aperos los arcones
su silueta tallada en la espesura
los nombres uno a uno te crepitan
son viejas cicatrices
combustión que calienta tu universo
el fuego inflama espacios en la cripta
oscura de la noche
y vuelven fantasmales los instantes
que quedaron inertes en su esfera
pero también ascienden con el humo
incisivos infectos verticales
las pérdidas que flotan sus quebrantos
sus miedos como lenguas de cobra amenazantes
no te inquietes
mantén tenso el coraje
relaja las facciones contraídas
haz acopio de fuerza en el impulso
robustécete en rojo de su espíritu
cruza veloz la hoguera que ilumina la noche
sáltala y serás libre
9
CIERRA los ojos
aún te quedan noches debajo de los párpados
detrás de los rescoldos
irán apareciendo aquellos cuantos fuiste
en esta noche extensa de vigilia en que velas
mirando lejanías plateadas
la luna va sembrando sobre el agua
una quietud amable e ilusoria
que incita a navegar hacia distancias
ellos serán tu fuerza en la calima
cuando el norte y el sur sean lo mismo
los verás afirmándote las velas
cuando choque el nordeste contra el agua
estarán en el límite del día
brillando plateados mostrándote el camino
también en el temblor de las espumas
los verás tras la popa en tierra firme
preparando la fiesta del regreso
10
ESPLENDOR y firmeza para cuando
la soledad nómada bogue insaciable
fantasía para cuando
se haga llagas la piel y circule la fiebre en círculos violáceos
lucidez para cuando
cegada el alma en luces de sonámbulas estrellas
no pueda verse el rostro
bebe el caliente vino
embriágate de aromas esta noche y cántale a la suerte
la suerte es una ruta caprichosa
que debes recorrer para tenerla
saben que has de marcharte por eso llevan puestas
vestiduras de júbilo
a partir de mañana este valle este bosque
este lago esta casa
estos tú que te miran
serán tan sólo brumas impresiones nostálgicas
credos de travesía
un punto de sonrisa o una lágrima
para ti no están hechas las magnolias
en irisados búcaros tampoco
la ambarina ilusión de las burbujas
en el vítreo brillar de los salones
11
MONÓTONOS redobles te comprimen
cuando buscas un sitio
¿lo hallarás en la brisa y la marea
cadenciosa y desnuda ?
12
LA mar que llevas dentro exige una respuesta
pues te espera en el golpe de los remos y el surco de la quilla
exige tu firmeza y tu esperanza a pulso de timón
cuando yace serena o erguida y desafiante
ella te quiere ajado sueña tu cuerpo náufrago
te mostrará el tridente y querrá poner luto en cada ola
te desea vencido
juguete de su fuerza y de su incógnita
los sueños y deseos alimentan
su voraz apetito
ella se ha hecho quimera
su agua no es el agua que conoces
sabes del agua pura que brota de neveros
unas veces alegre torrentera otras en cambio espejo
de la oscura agua del pozo
donde rebota virgen la frescura
de la verde agua estancada
donde cazabas ranas al amparo nocturno del farol de carburo
de la serena
lago de luna
bordeada de abetos que apuntalan las nubes
en la orilla creciste en su rumor
quizá con él te hablaron de esta agua
incontrolable y madre aguamarina
y ella te fue creciendo
a la sombra del pino del estío
con los pies medio ocultos en el fango
y ojos soñadores
bordando fantasías en el velo
inicial de la aventura
haciéndola emoción patria bandera
creciste deseante de su alma profunda
de su espacio más amplio
más abierto
más libre
creciste con su nombre apretado en los labios
y su vivo fulgor en el cerebro
LA TRAVESÍA
aúlla el corazón como el lobo en invierno
llamándola al pie mismo de las llamas
entre hayedos desnudos y vencidos abetos
por un peso de nieve
1
SALADO es el esfuerzo
como esa mar que espera
como saben las lágrimas el sudor y la sangre
él será tu sabor para lograr la orilla
la trasmarina imaginada
tan diferente a esta aunque en el fondo idéntica
allí seguro que alguien
ahora esté mirando con firmeza
a este lugar azul del horizonte
pensando en navegar a su poniente
entrégate a la voz que pone nombres
a las saladas rutas invioladas
retos de la verdad
espejos que reclaman
para sí tu figura
ella irá descubriendo la pureza
irá mostrando luces
en simas de penumbra silenciosa
trasformando en canción lo que antes quejido
despejando las dudas con fulgores de agua
crecerás en su tono
vivirás por su timbre
recorrerás espacios
empujado por aire de resonante eco
y sólo serás ella cuando tu voz sea ella
la que ahora deseas encontrar
bajo el agua profusa de tu ser y su esencia
la más sonora voz que hayas oído
madre de las firmezas
hija de los harapos
vieja voz que pronuncia sonidos de universo
2
YA en ella
en la de brazos de ola que preguntó tu nombre
con argentada voz
con insistencia de marea y horizonte
dices “ aquí estoy
soy yo mi patrimonio
tú serás mi botín y mi morada”
mientras gritas tu nombre con voz viva
navegando con los cinco sentidos
también con el amor con el orgullo
con todos los levantes y ponientes
con sudor
gritarás un nombre de rostro limpio y mano encallecida
para que ella sepa
a quien busca y aguarda
con quien pelea y copula
para que sepa
quien es el que delira con fiebre de rubí
quien canta en su dulzura
quien duerme balanceado
sobre su poderoso balancín de ondas
quien es el osador que ha osado amarla
desearla desafiarla resolverla
quien se entrega y reclama su espíritu indomado
su incógnita
su esencia
buscador de ojos nuevos y despiertos sentidos
desnudo ante su trono de innobles pensamientos
puro y elemental
azotado en el puente pero jamás vencido
cumpliendo con denuedo una vieja quimera
para su luz tu luz
para su furia esfuerzo
para su hambre sed
para su esencia fuego
3
PUES altos son los altos despertares
cuando la luz abre y descubre
toda la magnitud de su vasto dominio
y rodeado de él
en medio de su agua cimbreante
oyes el grito de la gaviota que vuela en círculos
y ves caer al pelícano en picado
y sabes
que ante ti está la última costa
que has llegado
bello de travesía
bien ganado tu nombre y en la piel
un aroma salino
que aprendiste
a que fuera tu voz el quiebro de la ola
a arder con las estrellas y saber sus secretos fluorescentes
a recorrer la estela del delfín
y descubrir el lomo plateado de los bancos de peces
a montar el arpón
y a abrazar con redes lo profundo
a verte reflejado en la cosa más mínima
a ser sobreviviente de su trágico abrazo
4
ERES del magisterio del mar
magisterio de soledades y silencios
navegante sobre la mar desnuda
y ahora lo sabes
cuando vuelves al fuego cuando oteas
la costa ocre y gris que es cenit del viaje
pues nada permanece eternamente
la costa que ya llega que saluda
con sus alas de sílice y rumores de piedra
se acerca con un roce
de arena de esta tierra percutida por timbales
y cóncavos sonidos de tronco hueco
tan distinta a tu tierra aunque en el fondo idéntica
hasta ella has traído tu gaita y tu legado
al llegar zambullido en lejanías
quizá para acabar erguido ante este mar
con ese tono verde en la retina
de musgos y de helechos
de fuentes y de robles majestuosos
tallado el corazón por el pulsar sonoro de las olas
con los brazos abiertos
y respirando hondo
y los ojos cerrados de la entrega
5
EL olor de esta mar te reconforta
y aviva los sentidos
la has navegado a tientas rezando con las olas cada día
como si fueran cuentas de un rosario
que nunca finaliza
descubriendo tu voz de tanto hablarte
de tanto navegarte
esta mar te a medido con su abrazo
y con él a mostrado tu dimensión exacta
la finitud del cuerpo ante su eterno cuerpo
como eterna es el alma
y celebras su espuma su paz su movimiento
también su rebelión y fortaleza
desde esta tierra nueva donde al fin has varado
remendado de algas
reforzado en corales
y recuerdas cual era desde aquí tu comienzo
agarrado a su sombra como a una maroma
cuando imponen las olas a tu vida bramidos
con ellos estrechándote
con ellos esculpiéndote
desnudado y devuelto frente a la noche incierta
todo acaba en el niño que bautiza paisajes
con mirada de asombro
siempre acaba en lo mismo
piel tersa y arrugada por un sedal unidas
frente a la mar rompiente
niño y viejo desnudos
FRENTE A LA MAR ROMPIENTE
Proas imaginarias barcos perpetuos
orgulloso es el muro escarpado que ostenta cicatrices y oquedades
las luces y las sombras balanceándose
la tierra es un seguro baluarte
la mar es la amplitud del movimiento y el enigma
de las profundidades
la hoguera crepitando abre caminos
que llevan a la puerta de esos sueños
el fuego inflama espacios en la cripta
oscura de la noche
y vuelven fantasmales los instantes
que quedaron inertes en su esfera
la luna va sembrando sobre el agua
una quietud amable e ilusoria
que incita a navegar hacia distancias
la suerte es una ruta caprichosa
que debes recorrer para tenerla
para ti no están hechas las magnolias
en irisados búcaros tampoco
la ambarina ilusión de las burbujas
en el vítreo brillar de los salones
los sueños y deseos alimentan
su voraz apetito
aúlla el corazón como un lobo en invierno
llamándola al pie mismo de las llamas
entre hayedos desnudos y vencidos abetos
por un peso de nieve
allá seguro que alguien
ahora esté mirando con firmeza
a este lugar azul del horizonte
pensando en navegar a su poniente
retos de la verdad
espejos que reclaman
para sí tu figura
para su luz tu luz
para su furia esfuerzo
para su hambre sed
para su esencia fuego
todo acaba en el niño que bautiza paisajes
con mirada de asombro
siempre acaba en lo mismo
piel tersa y arrugada por un sedal unidas
frente a la mar rompiente
niño y viejo desnudos
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