martes, 24 de septiembre de 2013


Rubén Bonifaz(biografía, imágenes, fotos y videos)

Biografía de: 
Rubén Bonifaz
Porfirio Mamani Macedo
1963-
Porfirio Mamani Macedo nació en Arequipa (Perú) en 1963. Es Doctor en Letras en la Universidad de la Sorbona. Obtuvo su título de abogado en la Universidad Católica de Santa María, después de haber cursado estudios de Literatura en la Universidad de San Agustín (Arequipa). Ha colaborado con poemas y cuentos en varias revistas de Europa, Estados Unidos y Canadá. Es autor de poemarios, novelas y cuentos que han sido publicados en varios países, v.g: Ecos de la Memoria (poesía) Editions Haravi, Lima, Perú, 1988.  Les Vigies (cuentos) Editions L’Harmattan, Paris, 1997. Voz a orillas de un río/Voix sur les rives d'un fleuve  (poesía) Editiones Editinter, 2002.  Le jardin el l’oubli ,(novela), Ediciones L’Harmattan, 2002.  Más allá del día/Au-delà du jou (poemas en prosa), Editiones Editinter, 2000.  Flora Tristan, La paria et la femme Etrangère dans son œuvre , L’Harmattan, 2003.(Ensayo).  Voix au-delà de frontière , L’Harmattan, 2003.  Un été à voix haute , Trident neuf, 2004. Poème à une étrangère, Editions Editinter, 2005. Avant de dormir, L’Harmattan, 2006. La sociedad peruana en la obra de José María Arguedas (El zorro de arriba y el zorro de abajo), Lima, Fondo Editorial de la Universidad Mayor de San Marcos, 2007. Représentation de la société péruvienne au XXème siécle dans l'œuvre de Julio Ramón Ribeyro. París, Editions L'Harmattan, 2007.Su carrera en el magisterio lo ha llevado a impartir clases en varias universidades francesas.
Sos poemas
LA PALABRA
Para mi hija Alba Ondina Manuela
I

Nada es efímero, ni el dolor ni el placer.
Corremos de una puerta a un árbol solitario,
de un puente a una gruta que guarda el tiempo.
Cada mirada es un descubrimiento perfecto.
La lluvia es el sol que ocultan ciertas nubes.
Nuestra palabra es un grito irreversible en la nada.
Escribimos un nombre de alguien que no conocemos.
Oramos en el templo desierto del olvido
y soñamos con Dios encadenado a su dolor.
Somos peregrinos sin fe por el desierto
y dormimos sobre la blanca arena mirando el universo.
Para existir, a veces, inventamos un amigo,
le damos un nombre y con su recuerdo
nos perdemos en un bosque de palabras que se mueven.
Decimos que venimos de otro pueblo y nos confunden
con la lágrima que dejaron los que se fueron.
No conservamos nada del silencio que nos procuró
la suerte, el destino que no deseamos tener jamás.
Como aquel oscuro pasado, sobre la hierba cruzamos
para alcanzar el recuerdo que dejaron los otros peregrinos.
En una calle encontramos la sonrisa de un desconocido,
luego nos sentamos en una piedra para ver
las huellas que sobre la hierba quedan,
y también tu rostro que en la penumbra esperando queda,
amigo, hermano, la palabra que nos salve.

II

Entonces, pienso en la palabra que a todos no libera
del miedo, de la sombra que cerca la memoria,
del aire que se filtra por las rendijas del dolor.

Pienso en la palabra que a todos nos libera
del dolor que encontramos en este valle.

Pienso en la palabra que nos nombra un camino,
aquella que nos muestra la ventana, no el olvido.

Pienso en la palabra que me dio un amigo en la frontera,
aquella que abrigó con un pan todo mi destino.

Pienso en la palabra secreta que a todos
nos espera en alguna parte, desnuda y sola.

Pienso en la palabra que pronunciaron otros hombres,
aquella que abrió las puertas del insomnio.

Pienso en la palabra que me dejaste escrita en un árbol
aquella que ya escribieron otras manos en otros muros.

Pienso en la palabra destinada por otros al olvido,
aquella que me nombra, un ruido, una cosa, una imagen.

Pienso en la palabra que separó las aguas del mar,
aquella que atravesó todo un desierto.

Pienso en la palabra que soñamos
en el fondo de una gruta.

Pienso en la primera palabra que pronunciamos
con dolor, por este camino que nos lleva a alguna parte.

Pienso en la palabra que no pronunciaré un día,
aquella que todo lo nombra, que todo lo revela.

Pienso en la palabra que escribí en una carta
a un desconocido.

Pienso en la palabra que mide el tiempo,
aquella que destruye los caminos como las noches.

Pienso también en la palabra que encontré a orillas de un río,
en aquella que me dio un niño en el alba
para cruzar el ancho día.

III

No era la noche sino la luz
No el pasado sino el camino que faltaba recorrer
Eran sus manos agarrándose de una rama
Eran voces que rodaban de sus labios
Era su larga cabellera que jalaba el viento
No era la noche sino sus ojos en la noche como luces
No era una estrella sino una ventana abierta:
era su voz que llamaba en el centro de un bosque y también
el ruido de sus pasos que sobre la arena iba dando.
Yo la esperaba cada tarde
al pie de este roble que sombrea mi cansado cuerpo.
No era la duda sino su voz que cortaba el viento,
su voz que refrescaba todo mi cuerpo en el desierto.
Pero hoy que quiero verla no la veo
y así, hacia una sombra que se mueve en el camino yo me acerco.
Hundo mis pasos en el polvo que ha soplado el viento,
jalo mi cuerpo como se jala una roca del camino.
No era la noche sino la palabra que inventa el día
para que todo fuera diferente en el huerto prohibido,
para que los niños no miraran en sus manos
el hambre,
la sed que corría como un río por los cuerpo de los desgraciados.
Era otra sombra que ya nadie quería recordar,
el rostro que ya nadie quería recordar.
No era la noche sino el viento que bajaba o subía al cielo.
Era ella, la palabra, la voz que creo todo el universo
y todas las cosas que en el universo existen.
Era la piedra que en la piedra se formaba.
Eran los mares que impacientes me esperaban.
Eran las flores que miraban nuestros ojos en los prados.
Eran los manantiales que nacían del vientre de la tierra.
No era la noche sino un camino abierto que todos esperaban.
No era el fuego sino la fuente del reposo
allí donde encontraran los desgraciados
agua para lavar sus miserables rostros
que vivieron como huyendo de la vida de los afortunados,
pues nada les dejaron sino olvido, indiferencia y desprecio.
Era la palabra que todo lo guarda y todo lo recuerda.

LLUVIA DESPUÉS DE MI CAÍDA
Cae lluvia mía,
tres días y tres noches,
lluvia mía.
Cae como trueno
sobre los ojos de los desgraciados.
Cae lluvia sobre las calles de París,
por estas que camino,
enlodado hasta mis codos.
Cae para que arrastres en tu piel
la miseria que todos respiramos.
Cae para sentir fresca la mañana.
Cae para que vuelvan a sonar los ríos,
para que se abran las noches,
para que yo vuelva a mirar los ojos de la gente
y mis hombros soporten sin dolor
la pena,
esta cosa que veo en cada pecho,
hoy que camino entre dudas por esta orilla.
Cae humana lluvia
para borrar mis huellas y mi nombre,
para cerrar mis ojos a la historia.
Cae lluvia mía como un recuerdo
no vivido,
como un sueño tanto tiempo ya esperado,
como tierna melodía en este viaje.
Cae lluvia mía para abrazar tu piel
cuando me mojes gota a gota.
Cae para limpiar el aire oscuro,
aquel que brilla detrás de cada puerta.
Cae como una enfurecida ola,
para limpiar mis ojos
y las sombras de mis ojos.
Aquí te espero junto a una piedra,
desde aquí te veré llegar,
como un divino laberinto,
abrazando entre las ramas
las noches que acogieron a mis ojos.
No más oreja ni ojo
en el umbral de mi caída,
ni palabras que me hieran como espadas.
Borrar quisiera las nubes de mis ojos.
Alejar quisiera la pena de los desgraciados.
Allá van como sombras sin destino.
Por allí asoman sus flacos rostros desamados
a la aurora que vuelve a despertar sus ojos.
Seres que del sol vienen huyendo.
Seres que la lluvia acoge como hijos.
Almas que florecerán en alguna parte.
Ríos que irrigarán otros amores olvidados.
Cae lluvia para incendiar mi pecho.
Cae lluvia mía,
tres noches y sus días,
para sentirte cuando duermo
agotado,
sin mirar por la ventana,
el sol que nunca llegará.
Sólo tú, lluvia mía,
conducirás los recuerdos de los desgraciados
por los más estrechos caminos
que te ofrecerá el viento miserable.
No son sólo lágrimas
lo que del cielo nos ofrece la desventura,
es también la pena,
de una voz que nadie escucha.
Pero tú,
lluvia que te posas en mis ojos como un sueño,
lluvia que fecundas la tierra sin dolor,
lluvia, sustento de todo lo que existe,
llévate esta pena como herencia de todo lo vivido.
Lluvia, alma de mis ojos en la noche.
Lluvia, peregrina del desierto,
cae como un rayo en mi camino,
cae y vuelve a caer,
para sentir el olor de la tierra,
para sentir el frescor olvidado de la hierba,
el sonido de cada paso que damos en la duda.
Cae sobre las noches que imploran en secreto,
las voces de los desgraciados,
aquellos que sueñan con un árbol,
aquellos que nunca han sido amados,
aquellos que en la mirada llevan una herida.
Húndete en la piel de cada cosa,
en cada cosa imaginada,
en cada piel meditabunda.
Pero cae sobre los bosques,
sobre los cristales de los bosques
para oírte cuando pases
y humedecer mi rostro en el camino.
Allá van distanciadas
unas de otras las voces de los desgraciados
repitiendo sus nombres en los valles
como lamentos de almas penitentes.
Cae por ellos, lluvia mía
para acompañar su silencio y su dolor
entre tanto ruido
que hace la despiadada gente.
Cae lluvia mía.
Cae como un milagro,
tres días y tres noches,
Lluvia mía.

EXTRANJERO
Como ayer, no haz de esperar a nadie,
viejo caminante del desierto.
Mirarás el espejismo de tu propio laberinto
y nadie, en la dudosa noche,
ni siquiera el viento dispersará
el polvo que en tus ojos ya reposa.

Lejos están los valles, lejos los ríos
que una vez guiaron tu llegada.
No habrá ruidos ni sombras
en los prados de la noche.
Sólo tú, entre las rocas,
una puerta buscarás para salvarte,
y nada encontrarás en el vacío
que a tus ojos ofrecerá el cielo.

Volverás como vuelven
las aves a posar su vuelo en las orillas.
Sentirás el aire descompuesto
que inunda las ciudades.
Querrás encontrar lo que soñabas
mas nadie oirá tu llanto peregrino,
ni la voz que derramando vas por el camino.

Tan profundas son las noches en tus sueños,
tan profundas son las noches en tus ojos,
tan inmenso es el camino,
que con dolor te falta recorrer.

No me busques, extraño caminante,
pues nada ofrecerte podría si me encuentras.
Ciegos están mis ojos, ciega mi memoria.
Yo, como tú, busqué una piedra para cobijar mi soledad;
nadie en esta tierra abrió sus brazos para estrechar
mi corazón, mi viejo corazón desconocido.

Mas veo que tercamente sigues,
rodando en el silencio tu palabra;
cruzando parques y jardines y ríos
que sólo tú, caminante, miras,
como yo miro aquella indescifrable nube,
que pesadamente arrastra el viento,
sin saber dónde abandonarla.

Se incendiará la noche una vez más,
con el reflejo que de tus lágrimas,
te dará la desventurada,
aurora que no verás pasar,
cuando tú pases como Angel solitario.

El sudor que de tus sienes
verterás en el desierto,
humedecerán tal vez,
las palabras que entre dunas,
vas sembrando sin saber,
el destino que a cada una de ellas les espera.

Tan estrechos son estos caminos,
tan amplia tu palabra,
raro caminante,
que en la bruma del tiempo no te pierdes.

Todo el que mira tu silencio,
mira también los pasos que das en el desierto.

Qué podría darte yo,
amigo de la noche,
hoy cuando te acercas a mi lado.
Nada conservé en este viaje,
tan solitario como el tuyo.
Sólo podré heredarte mi palabra,
mas no sé que podrás hacer con ella,
si cobijar no podrán jamás,
tu silencio y tu dolor.

CARTA A UNA EXTRANJERA IMAGINARIA

Recojo estas palabras del silencio que me abrigan,
en tu ausencia ; hoy cuando camino
por los laberintos que habitan las ciudades.
¿Dónde estarás tú, extranjera, hoy cuando te escribo ?

¡Cómo no imaginarte, lejana y dulce ;
apasionada y triste, por las orillas de este río !
Allá estarás tú, en el extremo de la tierra,
esperando la voz, ésta que te busca entre las gentes.

No son sólo los mares los que dan reflejo
a tus cansado ojos, son también,
los espejismos que cubren los desiertos.
Siento que los vientos australes me alargan tu mira.

En tu mansa cabellera se pierde mi silencio,
hoy cuando llueve inquietudes en mi pecho,
hoy que llevo mi cara de triste caminante ;
mas por allá va una estrella buscando su destino.

Tan lejos están tus pasos de los míos,
tan lejos tu mirada de la mía,
tan fundida va la sombra en la sombra ;
pero los corazones, envueltos de esperanzas, borran inmensidades.






MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA
aOdio y Amor no nos abandonan
Nostalgia, palabra y beso
Lluvia, tierra y canto
Sombras que se acercan al parque
Papeles, agua, ruido que se pierde
Rostro, cara que nos devuelve el viento
La noche, el vuelo, un adiós olvidado
Hora que pasa y vuelve
Y tocan a la puerta y miran mis manos y mi sangre
Frontera, Enigma que me miras
Abrigo de todo aquello que ignoramos
Tú que me esperas con un ojo y con una linterna
Yo me alejo de tu vientre, mas otra tierra en invierno me recoge
El olor a lluvia queda
El hambre y la caída
El café no bebido
El dinero no cuenta, cuenta el rostro, la piel que nos envuelve
Caballos en los sueños
Cascos de caballos en los sueños
Estoy sentado en alguna parte que nadie ignora
Y una sombra salida de un caballo
me muestra la calle, no un parque
Mudo Cervantes
Mudo también don Quijote y su escudero
Mudos los muros de Madrid
Yo me alejo
Papeles, ruidos que empuja el viento
Más allá una puerta
y detrás de la puerta una mujer desnuda
La Plaza de los Toros y un teléfono que no suena
Son las nueve y las calles desiertas
Hojas de aquel otoño inolvidable
Ramas que cuelgan de la nada
Lágrimas que brotan de la tierra
Hospitalidad, semilla que no germina
Flores marchitas que no esperan a nadie
Viento que transpira
Todo no queda en ti, viejo Enigma que me sigues
Ni en tu sombra, ni en tu ruido nocturno
Es 1991, es noviembre o diciembre, quién diría 500 años ya
y yo y mi sombra detrás de la frontera
Y todo es nada en la memoria
Voces, miradas secas, indiferencia y desprecio
Tanto haber nacido
Tanto haber soñado
y no comprender nada
de aquel hermano extranjero que me mira
Otras escaleras, otros puentes nos esperan

hNoche, sombra de la nada
Abrigo oscuro de mis pasos y mi nombre
Llave, palabra que encierras todo el universo
Me acerco por el barro a cada puerta
Luces y noches que no me alcanzan
Amores marchitados en las aceras de una calle cualquiera
Labios, fantasmas de mujeres que me hablan
Ojos, llanto, universo incomprendido
Hora que me cerca en la sombra
Pasos, ruidos de la gente que no me habla
Distancia, llano de mi frente
Enigma, espada de mis sueños
Camino incierto que te precipitas a mi sombra
Hojas que se quedan en el barro
Dueño que juegas a los naipes con un ojo
y con el otro esperas que te pague, el paso de la noche
Tiempos aquellos, estos que viven como espadas
Tiempo que marchas incansable en el barro de cenizas
Sombras extrañas que me salvan
en la noche y en la aurora
Vientos, ruidos, gestos
que hunden sus huellas en mis huellas
Puerta indefinida
Merienda que no consumo
Siesta, sueño que te inventas
Polvo, tiempo que me encierras
Madre española que me serviste tu olvido en un plato
cinco días y sus noches
Tú que me mostraste las puertas sin manubrio
Tú que me esperabas en la tarde como a un hijo
No todo es sombra en la caída
Es también mi inocencia peregrina
La mirada que no me devuelve el destino
El mar que no me trae el viento
Todo aquello que no se siente como piedra en el camino

LA SOMBRA
Protege sombra la sombra que camina,
no su destino, ni las voces que derramando
va tras unas huellas que en la oscuridad se pierden.
Devuélvele la aurora y los signos
que otras manos le arrebataron de su vientre,
en aquel tiempo que la memoria no olvida.
Sólo quiso ser un hombre, no el espectro de un hombre.
Toda la distancia errada,
ni las llagas que de su cuerpo brotan,
abarcan su destino, sólo su recuerdo.

Díctale en la noche, sueños, no visiones
que de la lumbre, ya despierto, lo distancian.
Muéstrale los ríos virginales que se ocultan
de sus ojos marchitados.
Devuélvele la luz en su difícil laberinto imaginado.
Sólo quiso ser un hombre, no el espectro de un hombre.

EXTRANJERA XXVII
Dime tú, piedra, qué quedará de nosotros
de este rostro azotado por el viento
de aquel corazón entristecido que me busca
de aquellos ojos que son la luz y la tormenta.

Tiempo de abundancia y de agonía
protege los errantes pasos
de aquella extranjera peregrina de los mares
de aquella sombra indefinida que se forma a mi costado.

Seguramente nos verán pasar por un puente de París
Cruzar un oscuro parque de Berlín
Huir de una ciudad como Madrid.

Tú, bella extranjera, más allá de las fronteras que se forman
espérame, allá, donde siempre ha de brillar el sol.

POETA EN UN VALLE
El
Pasar lo vi diciendo:

"Yo amar quisiera
la peregrina estrella
que mis ojos tantas noches imaginan,
no el desierto que a mi voz depara
la rara suerte que me presenta el día.

Para qué orar
me digo cuando oro,
al lado de este muro frío
que del viento me protege,
si nadie consolar
podrá mis ojos
que en la soledad se pierden
con los días"

Pasar lo vi por este río
como sombra encadenada a su destino.
Llevaba en su mirada
una herida
profunda como un valle
que en el desierto espera
ser nutrido por la lluvia.

Hacia el mar lo vi andando
buscando con sus ojos una sombra
que a sus pasos guíe
hacia otro rumbo que no sea la muerte.

"Te esperé, noble Esperanza en el camino.
Pregunté por ti a los que duermen.
Grité tu nombre en el desierto,
mas sólo el eco de tu nombre,
me trajeron
las tristes aves que del mar vinieron,
huyendo
por todo aquello que sus ojos
desgraciadamente vieron
crecer sobre las aguas de sus mares"

Vi que aves y hombre se alejaban,
hacia un lugar donde ambos ignoraban
ver el agua que a sus labios prometieron,
otros labios, que de esta tierra nunca fueron.

LUNA
Por una calle lo vi
pasar como un espectro
con extraña voz diciendo:

"Dime que no estoy muerto
despiadada Luna
que en esta dura noche
alumbran las estrellas a mis ojos.
Quedarme yo quisiera
a mirar por los pasillos
la indescifrable noche.
Rudo despertar das para mis ojos,
Imagen que de la oscuridad te acercas,
como un ocaso
que huyendo aleja las sombras a los mares.
Mas estos ojos
buscando van en las tinieblas
unos dulces ojos
que de las tinieblas los aleje.
Qué ha de ser sino esta palabra;
que con dolor ya nos oculta,
la noche, la sombra desnutrida.
No es sólo mi nombre
lo que en la penumbra pena,
son más las voces
que desgraciados
soportar en su alma ya no pueden,
son los niños
que abandonados fueron
en el vientre de la noche.
Son los muertos
que en el inferno habitan;
son también los hombres
que mirar no quieren lo que miran.
Dime, complicada Luna,
Si esperar mi ojos deben,
la luz que otros ojos pueden
traer para consolar,
los pasos que dando voy por este mundo."

Lo vi, con voz cansada,
por un sagrado valle alejarse
mirando la sombra que en la noche lo seguía.
Vi que de sus ojos
no lágrimas sino palabras
brotando iban
y en medio de tal oscuridad brillaban
con el reflejo que de la luna les llegaba.

SUS OJOS
Cansados los negros ojos
del raro caminante
que en la negra oscuridad
iba diciendo:

"Dormir no pueden estos ojos
que me dan la oscuridad,
no la luz
que a todo ser viviente anima"

Y palpaba con sus manos
cada roca humedecida
que a orillas de los ríos
parecían esperarlo.

"Limpiar quisiera el polvo
de estos ojos
que de la luz
huyendo van sin quererlo."

Luego con la punta de su pie desnudo
buscaba el suelo firme
y no rodar más
hacia el profundo valle
que sólo él imaginaba,
en la noble travesía,
que todo su cuerpo hacía en vano
porque nadie en la otra orilla lo esperaba.

"Mas estos ojos
que todo el dolor me muestran
no me muestran lo que busco
todavía en este oscuro valle
donde me trajeron
otras voluntades
que hoy no puedo verlas."

Infatigable iba dando voces
unas que con dolor ya resonaban
otras que sin fuerza en el ruido se perdían.

EL VIENTO
Por la oscura senda la dura sombra iba
Luchando con el frío viento
que de alguna parte alguien le soplaba.
Apenas a mí su voz me alcanzaba:

"¿De qué lado malvado viento,
vienes a perturbar mi solitaria marcha,
qué labios azuzan tu instinto,
qué extrañas fuerzas
sobre mi cuerpo te dirigen?
Continuar debo yo este camino
que tanto tiempo
los dioses prometieron a mis ojos"

Quebrada la sombra iba entre las piedras
con humana voz diciendo:

"Salir quisiera de este indeseado
tiempo que la muerte acosa a mis ojos.
Mirar quisiera yo tus ojos
Noble Esperanza, en este valle,
antes que todo tinieblas sea en mi alma
y nada mover pueda mi cuerpo,
ni el desventurado viento
que sin razón mis pasos va truncando,
ni la desnuda noche
que cabalgando va por los desiertos deshielados
para cobijar mi nombre entre sus manos."

Más eran los ruidos
que sus pasos en el charco hacían,
lo que de él hasta mí llegaban.
El sonido de su hambrienta voz
con suavidad el viento aniquilaba.
Así, ya despuntaba para mí otro día,
y otra larga noche para él,
el frío viento a sus ojos ofrecía.

RÉQUIEN PARA DARFUR

Dios mío, ¿dónde queda Darfur ?
¿Qué camino seguir para encontrarlo?
¿Hay acaso una frontera de fierro,
una frontera de polvo y de miseria ?
¿Qué manos son las que me ocultan el camino ?

Dios mío, ¿dónde está Darfur ?
¿Acaso está hundida en la tierra,
acaso en la memoria inmoral,
que hunde sus garras negras en el hueso,
en la piel seca de los cuerpos que ni sombra tienen ?

Dios mío, ¿dónde están los niños de Darfur?
¿Dónde están que no los veo?
¿Son acaso mis ojos ciegos,
o es puro sueño lo que vivo y lo que veo ?
Siento un grito enterrado en el polvo de mi ser.

Dios mío, ¿dónde están las madres de Darfur ?
¿Quién engendró esta noche amarga para ellas ?
No hay ni lágrima, ni risa, ni pena en su mirada,
sólo llevan hambre en su vientre disecado,
esa cosa que sube como espinas a sus labios.

Dios mío, ¿dónde están los padres de Darfur ?
¿Son acaso aquellos laberintos que se mueven,
como hilos, que esquivando van el azote, la bala y el machete ?
Haber nacido en la tierra para mirar lo que miro.
Haber nacido en esta tierra para morir viviendo lo que muero.

Dios mío, ¿dónde está la tierra ?
¿dónde el árbol, el río, la llanura, la casa?
¿Y qué hago yo aquí, buscando lo que no busco:
aquella tierra, aquellos niños, aquellos padres,
dispersados todos, golpeados por el polvo negro siendo blanco ?

¿Dónde estás tú, perdido entre las nubes de polvo,
que hacen los que huyendo van y vienen
por los caminos infernales de Darfur ?
¿Acaso no hay piedad en tu mirada,
para alejar la miseria y los llantos del camino ?


TERREMOTO EN PERÚ (2007)

No puedo orar, ni llorar, pero oro
en el silencio frío de la tarde que se va.

No hay ventana ni puerta ni adiós,
porque no hay casa ni habitante que se va.

Todo queda en el pecho,
todo permanece en la memoria
porque el dicho olvido no existe para mí.

Los escombros a mis ojos llegan
como heridas fulminadas por un rayo.

Y llamo a mis parientes desde lejanas tierras,
llamo desde este muro que me aplasta,
y el teléfono no suena : extrañas voluntades lo cortaron,
para preservar sus onerosos dividendos.

Estoy bajo los escombros de la tierra
y respiro, y no respiro, y vuelvo a respirar.

Me llaman por mi nombre y no contesto,
no tengo voz, ni fuerzas ni camino,
estoy bajo una piedra, atrapado por el miedo.

Se oye otra voz, un llanto de niño, de padres, de amigos.
Se oye la tierra que vuelve a la tierra,
y yo estoy aquí, abrazado a un cadáver,
al cadáver de mi cuerpo, el tuyo, el mío.
Estoy aquí regado en el camino.

Oigo a lo lejos sirenas que se van,
y no me llevan, me dejan,
enterrado en el muro que construyó mi padre,
me quedo en la casa de mis padres,
en la casa de mis hijos, en mi casa para siempre.

Estoy herido, muy herido
en la carne y en el alma
estoy herido hasta el fondo de mis ojos,
hasta el fondo de mis huesos.

Yo no sueño nada, pero sueño con mañana.
No todo termina aquí, padre, hermano,
amigo que te quedas sentado en esa piedra acongojado,
que no te venza la orfandad,
ni el oscuro río de la muerte.
Mira aquella luz, el camino, la esperanza, la fe ;
oye la voz que llama en el desierto.

No fue el mar, fue la noche,
la antesala de la noche.
Debéis continuar y construir otra casa,
una casa más grande y más fuerte,
la casa de tu cuerpo, la casa de tu vida.

En este rincón de la tarde, oro
muy callado, en medio de los ruidos del mar,
del mar humano que gime de dolor,
y oro a Dios, a la Virgen, a los Santos que olvidé,
por irme por otras sendas más oscuras,
a gastar mi tiempo, mi energía y mi yo.

Aquí estoy sin una lágrima, enterrado
y renaciendo a orillas de este olivo
más allá del viento, más allá del mar.

PEDRO MIR (videos, fotos, biografía, y sus poemas)
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Biografía
PEDRO MIR
(1913 – 2000)
Nació en San Pedro de Macorís y murió en Santo Domingo. Poeta, narrador, ensayista y profesor universitario dominicano. Por su profunda voz poética se le considera como uno de los grandes bardos de la poesía hispanoamericana con tema de compromiso social, a favor de los explotados.
Hijo de un cubano y una puertorriqueña, vivió en un área dedicada al cultivo de la caña de azúcar. Esta mezcla de razas y culturas que le tocó vivir se manifiesta en la su labor de poeta, que se puede ver reflejada en muchos de sus mejores poemas.
Estudió Leyes en la Facultad de Derecho y se doctoró en esta materia, llegando a ser profesor universitario. Pero su fama le viene de sus poemas que aparecieron por primera vez en Listín Diario. Estos primeros poemas despertaron el interés de algunos críticos, pensando que sería el portavoz y mensajero de la voz dominicana de aquellos tiempos inquietos.
Pero esta esperanza no se hizo sentir hasta que, desde el exilio en Cuba, apareció su largo poema: "Hay un país en el mundo", con el subtítulo de "Poema gris en varias ocasiones", hermoso canto a su país de origen, Santo Domingo, carente de identidad y libertad por haber estado siempre colonizado socioeconómica y políticamente por potencias extranjeras. Este primer poema vino a considerársele como una nueva poética. Todo su poemario, de hecho, es un grito de protesta contra estas fuerzas ajenas y una llamada de atención a la falta de identidad nacional. Con este poema se consagró el poeta más representante de su país en el siglo XX y, quizás, uno de los más grandes del mundo de las letras hispanoamericanas.
Le siguieron a éste otros poemas importantes, como "Si alguien quiere saber cuál es mi patria", "Amén de mariposas" y "Concierto de esperanza para la mano izquierda", etc., de los cuales damos algunos ejemplos aquí.
Pedro Mir se convirtió, no solamente en el interés de los críticos, por el valor estético de sus poemas, sino también de su gente, en "la voz del pueblo", puesto que incluso por las calles muchos iban recitando sus masivos e iluminados poemas sociales. Quizás por ese retintineo, esos versos en forma de estribillos, ese martilleo constante y ese ritmo interno en forma de baile. Es todo él una mezcla de popularismos y cultismos, cosa muy inusitada entre los poetas de su categoría.

Sus poemas
ELEGÍA DEL 14 DE JUNIO

Se respira a estas horas
bocanadas de aire de una atmósfera inquieta.
Cruzan puñales de silencio, lívidos
puñales de silencio innominado.
Ni un rumor, ni una hazaña secreta,
ni un vencido poblado.

El dolor más oscuro cava incesantemente.
Muerde la boca su vencida lengua, y chupa
la sangre airada que tiene un sabor a gente.
Galopa la brisa con la muerte en la grupa.

Saber que los hombres puros, los tejidos
en una labor más fina que la de las arañas,
muerden y pelean sin horas ni sonidos,
sin flautas del esfuerzo ni tímpanos de hazañas.

Ver lo que envuelve el silencio más crudo.
Que es la lucha más firme y la fe delicada,
hecha de piedra pura y de corazón desnudo,
convertida en silencio y edificio de nada.

Saber que aquellas frentes vestidas por la luna
de una genuina palidez, sudor de sueño,
transitan por un eco de noticia ninguna,
por un triunfo sin arco y una gloria sin dueño.

Dolidamente cruzan sus dos manos de ira
los relojes callados, erguidos en la esfera.
Es un tiempo que pasa y que parece mentira.
Sólo la sien golpeando parece verdadera.

Y nadie sabe nada, sólo que no se rinde
nunca la piedra pura y el corazón abierto.
Y que toda esperanza se recoge en la linde
sollozada de luna de un combatiente muerto.

Y que toda victoria tiene melancolía.
Taciturno perfil de mariposa inquieta.
Justa gloria, aunque no hayan ruidos sobre el tejado.
Ni crucen en las horas solas de lejanía,
ni un rumor, ni una hazaña secreta,
ni un vencido poblado.



EL PORTAAVIONES "INTRÉPIDO"

Santo Domingo, febrero de 1962 (de las agencias cablegráficas internacionales):
"Mil quinientos, marinos del portaviones Intrepid
desembarcaron aquí en viaje de descanso y esparcimiento".

Yo sé que eres un triunfo de formidable acero.

Yo sé que tus marinos son muchos abejorros
blancos de nudoso pañuelo,

yo sé que por la línea que ronda tu cintura
de hierro vaga una lengua azul
que lame y acaricia tus entrañas de fuego,

yo sé que por las ondas que muerden tus dos hélices
huyen despavoridos los tiburones y los celentéreos,

yo sé que cuando suenan tus públicos cañones
huyen como palomas o gallaretas los archipiélagos;

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,

yo sé que tú defiendes un formidable imperio
que se reclina bajo tus hombros,
que en ti se apoya y extiende su comercio,

yo sé que eres un portaviones todopoderoso,
un dios marino que vomita fuego
y hunde de un solo soplo las pequeñas Antillas
como todo un poderoso portaviones Intrépido.

Pero tú has ido a la pequeña rada de Santo Domingo,
pero tú has ido a 1a dulce bahía de Santo Domingo
ligeramente agitada por ondas subterráneas
en los alrededores de este mes de febrero,

pero tú has ida a la dulce bahía de Santo Domingo
con todos tus marinos de nudoso pañuelo,
pero tú has ida a las pequeñas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo,
solamente por miedo.

A estas aguas pacificas y elásticas,
solamente por miedo.

¡Quién pudiera decirlo de tus bronces,
portaviones Intrépido!
Tú tan llena de potencias interiores,
tú tan lleno de bruscas erupciones
y movimientos sísmicos
y huracanes de roca derretida
y tanto fuego,
capaz de aniquilar a todas las Antillas
can un sólo resuello,
surto en la enternecida rada de Santo Domingo 
solamente por miedo,
con todos tus cañones desplazados
solamente por miedo,
bien ceñido el feroz cinturón acorazado
solamente por miedo.

¿Será parque la carabela capitana,
aquella Santa María, hace ya mucho tiempo,
vino a amarrar indígenas después de descubiertos
y fue en los farallones y las rocas
convertida en cadáver marinero?

¿Será porque el furioso buque insignia
acorazado de Memphis, no hace aún mucho tiempo,
vino con sus cuatro chimeneas
a contener al pueblo
y fue en los farallones y las rocas
convertido en cadáver marinero?

No, portaviones Intrépido,
eres demasiada triunfo
de la alianza del bronce y el acero
para huir de farallones y de rocas,
de la espuma y del viento,

a ti te aterrorizan otras fuerzas
más anchas que el imperio
que apenas se cobija en tu coraza
como los celentéreos,
ponen en peligro tu sendero
y espantan tu comercio,

a ti te aterrorizan estos hombres,
fieros y subterráneos,
de pronto crecen, se dan la mano
por todos los países,
rompen gobiernos como si fueran viejas
cartas marcadas o portaviones viejos,
suben y destruyen las mentiras
de todos los imperios,
de todas las agencias cablegráficas,
todos los consorcios extranjeros,
todos los cañones y los buques
soberbios, de todos los aviones
de los portaviones,
las aviadores y los marineros,
las embajadas y los consulados,
de todos los Estados y sus Departamentos,
sus Congresos y sus Conferencias,
su diplomacia y sus testaferros.

A ti te atemorizan esas ganas
de morirse que tienen estos pueblos,
porque van muchos años, muchas elecciones,
muchos millones y muchos prisioneros
y muchas jornadas de sudor no pagado
y demasiado silencio,
y con esto no pueden tus cañones de bronce,
tu coraza de acero,
y con esto no pueden tus mentiras de plomo,
tus entrañas de fuego,

porque van muchos años, mucha sangre
mezclada con sudores y atropellos,
mucha mutilación y mucha infamia
y demasiado ejército,
y con esto 'no pueden los rugidos
de tus calderas, ni tus motores aéreos
ni tus grúas eléctricas y pavorosas
ni tus toneladas de desplazamiento.

¡Oh, portaviones Intrépido!
tú en estas tórridas aguas de Santo Domingo
solamente por miedo.

Recoge, prodigiosa milagro de la orilla,
tus dos anclas de hierro
y vete envuelto en pertinentes suavidades
y secretos,

vete al favor del diluido viento,
que hay pasiones y oscuros huracanes
en todo el archipiélago de las Antillas,
y no vuelvas, antes que el incendio
de todas las mujeres y los hombres
de todos los pueblos
alcancen lo que alcanzan en el mundo

ellos, solamente por cólera infinita

y tú, solamente por miedo.


NI UN PASO ATRÁS

Árbol de luna que obedece al clima
un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murciélago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
Y en cada corazón... ni un paso atrás.


AMÉN DE MARIPOSAS

El autor bajo el título de
Amén de mariposas

A LA EMBAJADORA NORTEAMERICANA
En México, El Año de 1914
porque, durante la ocupación de Veracruz
por tropas de su propio país, exclama:

"¡Esta es la danza de la muerte
y creo que nosotros tocamos el violín!"

y por lo que en sus palabras suena de admonitorio,
de desgarrador y quién sabe si hasta de maternal,

dedica

este poema
cincuenta años después,
cuando es más alegre el gatillo del violín,
cuando más tumultuoso el delirio de la danza.

"Mariposa:
caricatura de aeroplano.
Pulso de abismo,
erudita de pétalos.

Antes que las manos
en la pared te mataron ..
... los ojos de las niños...".

(Pedro M. Cruz
Raíces iluminadas)


Primer tiempo


1

Cuando supe que habían caído las tres hermanas
Mirabal
me dije:
la sociedad establecida ha muerto.

(Lapislázuli a cuento de todo emblema ruidoso
mentís en A referido a un imperio en agonía
y cuanto ha sido conocido desde entonces
me dije
y cuanto ha sido comprendido desde entonces
me dije
es que la sociedad establecida ha muerto)

Comprendí
que muchas unidades navales alrededor del mundo
inician su naufragio
en medio de la espuma
pensadora
y que grandes ejércitos reconocidos en el planeta
comienzan a derramarse
en el regazo de la duda
pesarosa.

Es que
hay columnas de mármol impetuoso no rendidas al
tiempo
y pirámides absolutas erigidas sobre las civilizaciones
que no pueden resistir la muerte de ciertas mariposas


2

Cuando supe que tres de los espejos de la sociedad
tres respetos del brazo y orgullo de los hombres
tres y entonces madres
y comienzo del día

habían caído
asesinadas
¡oh, asesinadas!

a pesar de sus telares en sonrisa
a pesar de sus abriles en riachuelo
a pesar de sus neblinas en reposo

(y todo el día lleno de grandes ojos abiertos)

roto el cráneo
despedazado el vientre
partida la plegaria
¡oh, asesinadas!

comprendí que el asesinato como bestia incendiada
por la cola

no se detendría ya

ante ninguna puerta de concordia
ante ninguna persiana de ternura
ante ningún dintel ni balaustrada
ni ante paredes
ni ante rendijas
ni ante el paroxismo
de los progenitores iniciales
porque a partir de entonces el plomo perdió su rumbo
y el sentido su rango
y sólo quedaba en pie
la Humanidad
emplazada a durar sobre este punto
escandaloso
de la inmensidad
del Universo

Supe entonces que el asesinato ocupaba el lugar
del pensamiento
que en la luz de la casa
comenzaba a aclimatarse
el puerco cimarrón
y la araña peluda
que la lechuza se instalaba en la escuela
que en los parques infantiles
Se aposentaba el hurón
y el tiburón en las fuentes
y engranaje y puñal
y muñón y muleta
en los copos de la cuna
o que empezaba entonces la época rotunda
del bien y del mal
desnudos
frente a frente
conminados a una sola
implacable definitiva
decidida victoria
muerte a muerte

¡Oh asesinadas!
No era una vez
porque no puedo contar la historia de los hombres
que cayeron en Maimón
y Estero Hondo
a unos pocos disparos de Constanza
en el mismo corazón del año de 1959
puesto que todo el mundo sabe que somos el silencio
aun en horas de infortunio

No era una vez porque no puedo contar la historia
de este viejo país del que brotó la América Latina
puesto que todo el mundo sabe que brotó de sus
vértebras
en una noche metálica denominada
silencio

de una vértebra llamada Esclavitud
de otra vértebra llamada Encomienda
de otra vértebra llamada Ingenio

y que de una gran vértebra dorsal le descendió
completa
la Doctrina de Monroe

No contaré esta historia porque era una vez no
la primera
que los hombres caían como caen los hombres
con un gesto de fecundidad
para dotar de purísima sangre los músculos de la
tierra.

La espada tiene una espiga
La espiga tiene una espera
La espera tiene una sangre
que invade a la verdadera

que invade al cañaveral 
litoral y cordillera,
a todos se nos parece
de perfil en la bandera

la espiga tiene una espada
la espada una calavera.


3

Pero un día se supo que tres veces el crepúsculo
veces el equilibrio de la maternidad
tres la continuación de nuestro territorio
sobre la superficie de los niños adyacentes
reconocidas las tres en la movida fiebre
de los regazos y los biberones
protegidas las tres por la andadura
de su maternidad navegadora
navegable
por el espejo de su matrimonio
por la certeza de su vecindario
por la armonía de su crecimiento
y su triple escuela de amparo
habían caído en un mismo silencio asesinadas
y eran las tres hermanas Mirabal
¡oh asesinadas!
entonces se supo que ya no quedaba más
que dentro de los cañones había pavor
que la pólvora tenía miedo
que el estampido sudaba espanto
y el plomo lividez
y que entrábanos de lleno en la agonía de una edad
que esto era el desenlace de La Era
Cristiana


4

¡Oh dormidas!
¡oh delicadas!
qué injuria de meditar.

El mes de noviembre descendía sobre los hombros
como los árboles aún debajo de la noche y aún
dando
sombra.

¡Oh eternas!

El péndulo palpitaba las horas del municipio
y el pequeño reloj destilaba en silencio gota a gota
veinticinco visiones de un día llamado de noviembre.

Pero aún no era el fin
¡oh dormidas! aún no era el fin
aún no era el fin


Segundo tiempo

1

Cuando supe que una pequeña inflamación del suelo
en el Cementerio de Arlington
se cubría de flores y manojos de lágrimas
con insistencia de pabellones y caballos nocturnos
alrededor de un toque de afligida trompeta
cuando todo periódico se abría en esas páginas
cuando se hicieran rojas todas las rosas amarillas
en Dallas
Texas

me dije
cómo era presidencial
el nuevo mes de noviembre

ya millones de acres tocaron lo imposible
ya millones de acres ya millones de estatuas ya
millones
de muros de columnas y de máquinas
comprendieron de súbito
que el asesinato
no ha sido

ni un fragmento de minuto

calculado solamente para las cabezas semicoloniales
y sustantivas
de las tres hermanas Mirabal

sino

que este inédito estilo de la muerte
producto de las manos de los hombres
de manos de hermanos
(para todo el siglo)
muerte sana y artesana
(para todo el mundo)
provista de catálogo
(para todo el tiempo)
de número de serie oserial number
y venida de fuera o made in u.s.a.

fría inalterable desdeñosa desde arriba desde
entonces
esta muerte
esta muerte
esta muerte
asume contenido universal
forzosamente adscrita a la condición
del ser humano
en cuyo espectro solar figuran todas las fórmulas
personales

y todas las instancias puras

del individuo

tal

como va por la calle

como habitante de la ciudad con todo su derecho
como
continuador esencial del índice de población o séase
representante manufacturero indiferente agente de
seguros repartidor de leche asalariado guarda
campestre administrador o sabio o poeta o portador
de una botella de entusiasmo etílico donde están
convocadas todas las palabras

ciclamen platabanda metempsícosis
canícula claudia clavicémbalo
cartulario venático vejiga
trepa caterva mequetrefe
primicia verdulero postulante
palabras todas sustitutivas
palabras pronunciables
en lugar de presuntas actitudes
y todas las maldiciones y protestas
y las posiciones geométricas igual
que la rotura del sentido igual
que la rotura de una biela igual
que el desgarrón de la barriga igual
mente todo desquiciado y rom 
pido todo maligno y amargo
todo reducido a sombra
y nadidad y oscuridad
y estadidad
palabras mentirosas llenas
de contenido impronunciable
y desechos del organismo
de cualquier muchacha igual
que de cualquier cachero igual
que el choque de la portezuela
del catafalco igual
fue esta universal investidura de la que no está exento
nadie nadie
ni yo
ni tú
ni nosotros ni ellos ni nadie
podridamente nadie

nadie

desde el mismo momento en que fueron golpeadas
ciertamente
profesionalmente
maquinalmente

tres de las hermanas Mitabal

hasta llegar
en punto
exactamente
al
fin fin fin
de la Era
Cristiana

(Oigamos
oigamos
esto retumba en el
más
absoluto silencio

muchas unidades navales en todos los océanos inician
su hundimiento después
de deglutir los archipiélagos
de miel envenenada
grandes ejércitos destacados en la entrada del mundo
comienzan a reintegrarse
a sus viejos orígenes
de sudor y clamor
en el seno de masas
populares

en el más
en el más categórico y el más
absoluto
silencio)

Porque
hay columnas de mármol impetuoso no rendidas al tiempo
y pirámides absolutas erigidas sobre las civi1izaciones
que no pueden resistir la muerte de ciertas mariposas

y calles enteras de urbes imperiales llenas de
transeúntes
sostenidas desde la base por tirantes y cuerdas de
armonía
de padre a hija de joven a jovenzuela de escultor a
modelo

y artilleros atormentados por la duda bajo el cráneo
cuyas miradas vuelan millares de leguas sobre el
horizonte
para alcanzar un rostro flotante más allá de los mares

y camioneros rubios de grandes ojos azules
obviamente veloces
que son los que dibujan o trazan las grandes
carreteras
y transportan la grasa que engendra las bombas
nucleares

Y portaviones nuevos de planchas adineradas
invencibles
insospechablemente unidos al rumbo del acero y del
petróleo
y gigantes de miedo y fronteras de radar y divisiones
aéreas
y artefactos electrónicos y máquinas infernales
dirigidas
de la tierra hacia el mar y del cielo a la tierra y
viceversa
que no pueden
resistir
la muerte
de ciertas
mariposas

porque la vida entera se sostiene sobre un eje de
sangre
y hay pirámides muertas sobre el suelo que
humillaron
porque el asesinato tiene que respetar si quiere ser
respetado

y las grandes imperios deben medir sus pasos
respetuosos
porque lo necesariamente débil es lo necesariamente
fuerte
cuando la sociedad establecida muere por los cuatro
costados

cuando hay una hora en los relojes antiguos y los
modernos
que anuncia que los más grandes imperios dcl planeta
no pueden resistir la muerte muerte

de ciertas ciertas
debilidades amén
de mariposas



CONCIERTO DE ESPERANZA PARA LA MANO IZQUIERDA

To love, and bear; to hope, till Hope creates
From its own wreck the thing it contemplates...

[Amar y soportar; esperar hasta que la Esperanza cree,
de sus propios despojos, aquello que contempla...]
(Shelly)


Introducciön

Los rodillos cayeron sobre los guijarros. Y
la aurora al bailar devino polvareda.
¡Oh, todo quedó reducido a polvo! ¡Polvo!

Hasta las mismas lágrimas vertidas
recobran su estructura polvorienta.

Un justo anhelo de morir despierto
para no perdurar solamente dormido.

Una equidad o ecuación o igualdad
universable del asesinato. Y por lo mismo
todo en polvo y sinrazón como un antiguo piano.

A esto ha quedado reducido este país.

A polvo. Puesto que nada permanece en pie.
Ni en piedra...

Y continuando el argumento frío
con que está construido este concierto
no queda más que un pérfido compás
que repetidamente apaga al instrumento vida.

Dada que simplemente equilibrando el tiempo
sobre una tensa cuerda, la vibración ecuánime
comporta resultados que se extienden timbremente
por sin sobre tras de la contienda humana.

Y no admitamos que pudo sufrirse más y todavía
puede sufrirse más cuando es sabido
que una fuerza superior y más rentable
decide el contenido de nuestras existencias.

Se puede ser más débil que el final proyectado
se puede ser más débil todavía. Sin embargo
la naturaleza misma de los pueblos constituye
un sistema de violencia un coro de conmoción
que denodadamente restablece la asonancia vida.

Una violencia tal que como tal violencia
no es más que una respuesta sí o una respuesta no.

Y es así como ha sido decretado que la muerte
definitivamente debe morir, quedar cumplidamente
muerta, airadamente muerta la misma muerte.

Desplazada y borrada de las calles nocturnas
y los viejos caminos. Echada de las casas
universitarias y los sindicatos en huelga.
Proscrita de los ríos y las húmedas solitarias
celdas. Del Código Penal. Y de la isla
de Santo Domingo situada en el Mar Caribe
donde el asesinato por temor y por terror
anuncia su pertinaz imperio sobre el mundo.


A capriccio

Este concierto
no ha sido copiado
de manuscrito alguno.

No ha sido extraído
de ninguna botella
descubierta en la playa.

Ni en los bolsillos
de un centinela exacto
que se quedó dormido.

Ni en las bodegas
de un galeón hundido
desde entonces.

La herencia de algún
pirata no lo ha dejado
en la arena.

Ni siquiera ha sido
escuchado en un piano
de cola todavía.

Este concierto
obedece a su propia
concreta situación
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Po1vo!

Y hay que ordenar
un toque de esperanza
al primer corneta
y al último redoblante
del batallón de
la mañana.


Andante

Los rodillos cayeron sobre los guijarros
exactamente aquella mañana proyectada en almejas.

Mas no fue solamente sobre la isla de Santo
Domingo -denominada en el Mar Caribe
cálidamente
patria mía- sino mucho más lejos, traspasando
las anchas cordilleras y las zonas volcánicas
de todo planisferio. Fue una conducta planetaria.
Un ecuménico establecimiento del abuso.

Puesto que si el derecho de propiedad
está constituido por algunas palabras
que estabilizan a las corporaciones y sostienen
sobre la alta espuma a la marina mercante
es porque algunos hombres bajo algunos almendros
ejercen la razón de que su casa es suya.

Y continuando el argumento frío
que sirve de pentagrama a este concierto
la patria
es el derecho de propiedad más inviolable.

Y una patria es una sola patria
que cubre el universo en varios pasaportes
y no hay patria que se abalance sobre otra patria.

Y el tanque no es la norma física ni el portaviones
el orden natural. Ni el rascacielos constituye
por razones de acero un mandamiento irrevocable.

Ni la cibernética le ocurre al hombre
como una hemotisis. Puesto que entonces
la escala se desprende de las cuerdas
y asciende en espiral a las frecuencias
más vividas, resuenan los trombones, la atmósfera
tiembla con la percusión desenfrenada del timbal
subdesarrollado, la orquesta universal retumba,
gran concierto de la humanidad sacude
sus entrañas, el tímpano lanza un alarido,
las leyes históricas trepidan bajo las patas
de los contrabajos mientras los violoncelos
del corazón humano resuenan para estallar
estrepitosamente en todos los confines
en un desentumecido solo de esperanza.


Solo de esperanza

La esperanza es un nido
y una semilla en el suelo.
La esperanza una flor
en forma de coliflor
que mastican lejanos
los camellos.

La esperanza es la raíz
en la humedad, y el arroyo
en el desierto.
El barco sobre la mar
y Federico en sus versos.

La esperanza es un concierto
popular
en los años duros
y en doscientos muertos.
El caballo en la montaña
y en Granada un monumento.

La esperanza es un cuartel
de policía consagrado
a cuidar la tranquilidad
del pensamiento
el orden del arcoíris
y la equidad del recuerdo.

La esperanza es la esperanza
convertida en ley
de los pueblos,
el pueblo convertido en ley
y la esperanza en Gobierno.

La esperanza es un Estado
de muchachas escribiendo
un plan quinquenal de niños
y una constitución del soneto.

La esperanza es contar con todo
lo que necesita el librero
y el obrero de obras públicas
para trazar un camino
que una a todos los pueblos
del mundo,
convierta a todas las patrias
en una sola patria,
reúna todos los brazos
en un solo trabajo
sideral y alegre,
lleve la flor y la coliflor
a los desiertos,
traiga invasiones de trigo
y de manzana a los centrales
azucareros.

Un río de lunas que gira
en el corazón del sistema
planetario y derrama
la médula del hombre
sobre la espuma del
firmamento.

La esperanza es la muerte
de lo que fuera antiguo
y ha sido eterno.
La esperanza es la muerte de la muerte.
La esperanza es la esperanza
de reanudar la juventud del pueblo.


Grave

¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!
Nosotros los mayores no merecemos perdón.

Utilizamos la ternura para infundir
y las escuelas matutinas para inculcar 
las estatuas callejeras para infligir
y los discursos en la plaza para perpetrar
y los manuales y las prédicas y los
premios dominicales y los programas
infantiles en la televisión y luego
los dejamos morir traspasados por
las bayonetas. ¡Cuántos niños han muerto
a la sombra de nuestras esperanzas!

Nosotros los mayores somos inventores
del cariño y luego productores de la bayoneta.
Nosotros acariciamos la esperanza y luego
somos los impávidos verdugos de la esperanza.

Hemos inventado la ley y el cumplimiento
de la ley. Hemos creado la vida y decretado
la muerte. Somos los treinta dineros
de nuestras propias alegrías. Merecemos
tristeza, merecemos eternamente la esperanza.

Vivir la realidad y estrangular
los sueños. Ajusticiarlos a quemarropa.
Ponerles nuestros nombres y asesinarlos.
Nosotros los mayores que hemos perdido
el respeto al pasado y asesinamos el futuro:

Los que decimos: ¡son los hijos ajenos!
como si fueran ajenos nuestros hijos
como si fueran hijos del árbol o de las rocas
a del crepúsculo boreal como si fueran
hijos de la llama y del ornitorrinco
como si fueran hijos de otros sistemas
solares o patrias cósmicas ultravioletas
coma si nosotros las mayores no fuéramos
los padres de los hijos a silos hijos
de los mayores fueran los hijos de los menores.

Somos nosotros los culpables. Somos
los implacables destructores de nosotros mismos.
No merecemos perdón. Merecemos la esperanza
eternamente sumergidos en la esperanza.


Cadencia

La esperanza es un muerto
con los labios mordidos.

La esperanza es crispar
los puños frente al olvido.

La esperanza es un tema triste
que resuena en un río negro
que llevamos dentro.

La esperanza es un íntimo
rencor cuando los pueblos
se desangran, cuando ha visto
el mundo llenarse de clamor
y sacrificio
no solamente el alma
de Santo Domingo
sino el tiempo el corazón
unánime del siglo
en todos los idiomas
y todos los delirios.

La esperanza es la hora
de impulsar la marcha
del reloj, de practicar
el barco sobre la mar
y el caballo en la montaña
que amaba Federico.

La esperanza es el fin
de la Humanidad
si no torcemos el rumbo
del rodillo
Si una antorcha y un puño
no alzan los volcanes
y desbordan los ríos
de redención en redención
hasta la carcajada de los niños.

La esperanza es la última
vez
cuando por delante y por detrás
no queda otro camino
que la realidad golpeante
y golpeable
palpitante y palpitable
como un vals
sobre los cinco sentidos.

La esperanza es el fin
de la esperanza
y el comienzo
del destino
de la esperanza.


Diana

Este concierto
ha sido escrito
para una sola mano
porque en esencia
todo ha sido reducido
a polvo. ¡Polvo!
Y no subsiste nada.
Ni en pie ni en piedra.

Apenas la esperanza
llenándose de muerte
y esperando la muerte
de la esperanza
la abolible agonía
de la esperanza
cuando ya reverbera
la radiante explosión
de la realidad
brotando de los despojos
de la esperanza.

Y aquí concluye
entre nosotros
este convicto concierto
de la esperanza.

POUR TOI

Estoy de ti florecido
como los tiestos de rosas,
estoy de ti floreciendo
de tus cosas...
Menudo limo de amores
abona mis noches tuyas
y me florecen de sueños
como los cielos de luna...
Como tú mido los pasos
y la distancia es más corta,
hablo en tu idioma de amor
y me comprenden las rosas...
Es que ya estoy florecido.
Es que ya estoy floreciendo
de tus cosas.


ALEGRÍA DE LA MAÑANA BLANCA

Son
las nubes
de almidón.
¡Estoy de besos henchido
como una vela blanca!
Alza mi alma un sonoro
cáliz de ritmo de plata
en la misa del sol y del verso
bajo los cúmulos de algodón.

Esta es la fiesta de un hombre
que emborrachó de emoción.
¿Quién te llevó por el río
para besarte la falda?
¿Quién te decía los versos
y te confiaba las cartas?
¿Quién te apretaba el meñique
y los besos te robaba?

¡Ah, las nubes de almidón
me poetizan la mañana!
Nadie te cuenta mis gozos
de almidón de nube blanca,
y tu sombra me persigue
por esta alegría larga...
¡Siga el canto! ¡Siga el canto!

Que el pecho me da en merengues
un corazón de guitarras!
Están de almidón los días
y de almidón las semanas:
días,
semanas,
días,
semanas
y siempre las alegrías
de almidón por las mañanas.

¿Quién sorprendió los cariños
y te contó las pisadas?
¿Quién se achicó en tus pupilas
por culpa de una mirada?
¡Ah, la mañana se asombra
de nubes almidonadas...!

Fiebre de luz y de sombra
violentamente contrastan,
las mismas que me dibujan
y en tus ojos me retratan.

¿Fiesta? La de tus ojos.
¿Parranda? La de tu cara.
Felicidad y alegría.
¡Triunfo de las nubes blancas!
Conviérteme todo en besos
para estamparme en tu cara.


HAY UN PAÍS EN EL MUNDO

Hay un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol.
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.

Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.

Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteronas antiguas
o el día en los tejados.

Sencillamente
frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.

Sencillamente triste y oprimido.

Sencillamente agreste y despoblado

En verdad.
Con tres millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falda del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el canto de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio del amor.

Entonces
es lo que he declarado.

Hay
un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.

Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.

Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.

Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.

Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
de donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras cantando
entre los surcos
su propiedad.

Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.

Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve,
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para su bronca muerte.

¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
Es un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije:
sencillamente triste y oprimido.

Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.

Plumón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.

Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.

El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.

Los que la roban no tienen ángeles
no tienen órbita entre las piernas
no tienen sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.

No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.

.......

Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio.

Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.

Pero ebrio de orégano y de anís,
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. y un país,
en el mundo,
fragrante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.

.......

Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.

Donde un ángel respira.
donde arde
una súplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carrera
un boyero se extingue con la tarde.

Después
no quiero más que paz.
Un nido
de constructiva paz en cada palma.
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos
y el olvido.